El Canal Imperial de Aragón

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El Canal Imperial de Aragón

ZBN.– Dos siglos más tarde, bajo el reinado del monarca ilustrado Carlos IV, se construyó como canal de riego y navegación, con un recorrido de unos 110 km suponiendo, además, múltiples beneficios al abastecer de agua a numerosas poblaciones e industrias.

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Se construyó como canal de riego y navegación,

La acequia que precedió al Canal Imperial de Aragón fue construida con la intención de ampliar los riegos de la huerta meridional de Zaragoza. Haciendo uso de un privilegio concedido por Pedro IV a la ciudad en 1339 por el que se permitió a los terratenientes de la zona sacar agua de los ríos Ebro y Jalón, se intentó construir la acequia en 1496 y en 1510, aunque no fue iniciada hasta 1529, cuando Carlos I mostró su interés por llevar adelante la empresa. Gil de Morlanes el Joven redactó el proyecto definitivo y situó la embocadura cerca de Fontellas en Navarra, en el paraje denominado El Bocal. Tras unos años de trabajos, las obras de la acequia tuvieron que ser paralizadas en el siglo XVII debido a las dificultades económicas por las que atravesaba el Reino.

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El Canal Imperial, sólo se llevó a cabo una parte.

En el siglo XVIII las obras se retomaron con un objetivo mucho más ambicioso como fue el realizar un canal de riego y navegación para transporte de personas y mercancías siguiendo el Ebro en toda su longitud. En esta época, el Estado manifestó una nueva actitud ante las obras públicas, sobre todo en lo referente a la mejora de las vías de comunicación. Éstas se veían como una solución para la recuperación económica del país, pues permitían la formación de un mercado nacional de productos agrícolas y emulaban los logros conseguidos en el resto de Europa. La monarquía ilustrada pretendía la creación de una red de canales que comunicara el Mediterráneo con el Atlántico y el Atlántico con las mesetas Norte y Sur y con el Guadalquivir. De todos los proyectos se realizaron el Canal de Castilla, el Canal Imperial de Aragón y el de Amposta. No obstante, del gran proyecto que suponía el Canal Imperial, sólo se llevó a cabo una parte.

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Tomaron parte en los trabajos miles de campesinos

Las obras fueron relanzadas desde Madrid en 1757 por el Conde de Aranda, Presidente del Consejo de Castilla, quien reconoció en nombre del gobierno el antiguo cauce de la acequia imperial y ordenó sacar planos con el fin de continuar las obras que habían sido iniciadas en tiempos Carlos I. En 1772 Ramón Pignatelli fue nombrado Protector del Canal. Acabó el gran acueducto del Jalón y la presa de El Bocal, mandó construir numerosos puentes y almenaras, las principales dependencias de la empresa (oficinas, talleres, astilleros, almacenes, viviendas…) y consiguió finalmente llevar el cauce del Canal hasta Zaragoza.  de la ribera, presidiarios y varios regimientos del ejército. En 1786 se inauguraron en Zaragoza los puertos de Casablanca y de Torrero y Ramón Pignatelli mandó erigir la Fuente de los Incrédulos para «convencimiento de los incrédulos y descanso de los caminantes».

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El caudal suministrado es suficiente para cubrir las necesidades de agua de la ribera aragonesa.

Las aguas del Canal se llevaron hasta unos 2 km aguas abajo de Torrero y a partir de allí, y durante un tramo de unos 20 km, las características del terreno dificultaron la realización el proyecto tanto para Pignatelli, como para sus sucesores, entre los que destaca el más inmediato, Vicente Fernández de Córdoba-Alagón, conde de Sástago. A pesar de haber retomado las obras en varias ocasiones a lo largo del tiempo, el Canal nunca llegó a su destino, quedándose en el término municipal de Fuentes de Ebro.

Hoy en día el Canal Imperial de Aragón es un organismo autónomo dependiente de la Confederación Hidrográfica del Ebro. Las hectáreas irrigadas por el Canal suponen un total de 26.824, de las cuales 2.757 pertenecen a Navarra y el resto a la provincia de Zaragoza. El caudal suministrado es suficiente para cubrir las necesidades de agua de la ribera aragonesa.
Patrimonio cultural de Aragón

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