Nacemos felices porque lo somos y queremos transmitir esa felicidad. Nacemos con humildad pero con sana ambición. Nos guía la generosidad y la confianza en nosotros mismos. Hemos pensado que es posible hacer algo diferente en este apasionante mundo de la comunicación. Y, a medida que avanzábamos en el proyecto, más convencidos hemos ido estando de la viabilidad del mismo, en todos los sentidos. Es sincera nuestra creencia de que una nueva perspectiva de la realidad constituye una de las principales necesidades de hoy en día para los ciudadanos. Queremos tender la mano y transmitir nuestro convencimiento de que la sociedad, la zaragozana en particular, es capaz de superar las adversidades que este singular tiempo nos está presentando.
Esta idea, que irá configurándose al avanzar en el camino, es tan simple como que lo que nos interesa son las buenas noticias. No obstante, como la base de actuación de este diario digital pretende ser el ejercicio de un periodismo riguroso, creíble, veraz, vamos a ofrecer también las noticias que suceden pero que no interpretamos como favorables para esa sociedad a la que nos debemos, aunque no serán ofrecidas en un primer plano.
En esta publicación no encontrarán morbo, ni ensañamiento, ni falta de respeto, y sí podrán observar que transmitiremos los éxitos de la gente común, los triunfos colectivos, los ejemplos de superación, los que consideramos auténticos valores humanos. Tendremos conciencia crítica, pero constructiva.
Al margen del tratamiento convencional de un medio de comunicación de información general, con sus secciones clásicas, hay dos apartados en los que centraremos buena parte de nuestra energía: ‘Solidaridad’ y ‘Personas’. Y esto es así porque entendemos que es el tiempo y el momento de dar protagonismo a estos dos sectores.
Vamos a prestar la máxima atención a los barrios de la capital y a cada uno de los términos municipales de esta joya de provincia en la que nos ha tocado vivir, y en la que han nacido todos los miembros de nuestra redacción y equipo comercial. Dicho arraigo nos compromete, más allá de una responsabilidad profesional básica, a trabajar duro por el presente y el futuro de Zaragoza, tarea en la que ya, felizmente como decíamos, estamos embarcados.