Marta Plano. / Vestida a juego con el tono de su pelo ofrece una imagen alegre y entusiasta, exactamente como es ella. Rosa María Calaf es ante todo cercana y humana. Tras retirarse del periodismo dedica su tiempo libre a charlar con jóvenes y futuros periodistas, y a colaborar con diversas organizaciones no gubernamentales tanto en España como en el extranjero.
El periodismo corre por sus venas. Su pasión por esta profesión le ha llevado a recorrer 178 países, y su intención es seguir aumentando su lista. Tras 39 años como corresponsal en lugares como Nueva York, Moscú, Hong Kong o Buenos Aires, entre muchos otros, su experiencia y capacidad crítica convierte a Rosa María Calaf en un referente periodístico.
– Ahora que estás jubilada dedicas mucho tiempo a dar conferencias a estudiantes de periodismo. ¿qué imagen te dan los futuros periodistas?
El problema de los periodistas en este momento es que saben poco a qué se tienen que enfrentar, es decir, están bien preparados desde el punto de vista técnico, pero quizás lo que deben entender es que esta es una profesión es mucho más que un trabajo. Es un compromiso social, una responsabilidad con la sociedad porque el periodista lo que tiene que hacer es colaborar en la construcción social siendo intermediario entre realidades, entre la sociedad y sus representantes.Hay toda una serie de papeles a cubrir que en este momento se desvirtúan mucho porque cada vez más el periodismo se está transformando en otra cosa. La vocación informativa se cambia muy a menudo por una vocación mercantilista en el mejor de los casos, es decir, hacer negocio, y en el peor de los casos en un interés de favorecer las causas de determinados grupos. Hay que pelear contra todo esto, es algo que hay que tener muy cuenta.
– Con 39 años de experiencia en el periodismo, ¿cómo valoras la evolución que ha tenido esta profesión?
El periodismo siempre ha sido difícil y siempre ha estado en cierto modo en crisis, porque el periodismo lo que tiene que hacer es ir donde está el silencio, donde está lo invisible. Lo que ocurre es que hay fuerzas que eso no les gusta nada, por lo que hay que escarbar y hay que contar aquello que muchos poderes, personas, etc. no quieren que se cuente. Siempre ha sido complicado pero ahora la penetración de la presión económica es tan fuerte que cada vez resulta más difícil. Además la tecnología, que es una herramienta extraordinaria porque es una herramienta de conocimiento, puede convertirse en una herramienta de desconocimiento. Hay que saber navegar en este mundo actual. Probablemente el periodismo es ahora más difícil que antes porque tiene muchas interferencias y tiene que luchar en diferentes frentes, pero el periodismo siempre ha tenido esas dificultades.
– ¿Cómo crees que se está cubriendo la actualidad internacional?
En el mundo globalizado actual se hace cada vez peor. Nos centramos solo en determinados temas y dejamos otros fuera. Cada vez se escoge más la información en función del impacto y de determinados intereses estratégicos, económicos, etc. Pero se olvidan muchísimos temas. Además hemos salvado tecnológicamente las distancias, pero no hemos salvado las diferencias. No se trabaja en una información internacional constructiva que explique las causas de lo que sucede, porque todo sucede por algo, incluso las catástrofes naturales, que es evidente que no se pueden evitar, pero tienen que ver con el cambio climático. Las consecuencias, sean más o menos graves, tienen que ver con cómo los países han resuelto la infraestructura civil, la construcción de las casas, la gente, es decir, si es un país pobre que vive en precariedad ante una catástrofe natural es evidente que va a haber peores consecuencias y unos responsables. Se cuenta muy poco los procesos informativos, contamos los acontecimientos puntuales y nos olvidamos en seguida, y no contamos ni el antes ni el después. Entonces es un efecto espectacular, un efecto que va a la emoción, pero no va a dar información. Entonces, si no damos conocimiento no contribuimos a que la gente se haga preguntas.
– Te planteaste el objetivo de conocer todos los países reconocidos por Naciones Unidas. ¿Cómo va ese objetivo?
Estoy en ello, he estado en 178 países. Ahora los que me faltan son complicados porque son Somalia y toda la zona del Cuerno de África, pero bueno, como viajo tanto con las ONG estoy en ello.
– Dado que has visitado tantos países, ¿has observado que la imagen de ellos que nos llega a través de los medios es diferente a cómo son realmente?
En general yo creo que hay una tendencia a la tremendización, a contar la información en negativo, a crear miedo y desesperanza, es decir, ‘las cosas son de una manera y no se pueden cambiar’. Yo creo que muchas veces se exagera y que las realidades se cuentan muy sesgadas, entonces no solo no se refleja la realidad, sino que a veces se inventa. Digamos que la calidad de la información que recibimos no es lo buena que podría ser, y más teniendo en cuenta los medios tecnológicos de los que disponemos. Creo que hay una voluntad de informar de una manera que conduce al miedo y a la desesperación, a pensar que en el mundo todo es malo, cuando en el mundo hay mucha gente que está haciendo las cosas buenas.
– ¿Qué opinas entonces del concepto periodístico de Zaragoza Buenas Noticias?
Me parece fantástico, y espero que realmente pueda calar, porque yo creo que tiene que haber un equilibrio. En el mundo no todo es bueno y no todo es malo, pero lo que está claro es que no es tan malo como se cuenta. Por lo tanto, si se hablara más de lo positivo, de la cantidad de personas que están haciendo cosas, de los países y los continentes como realmente son… África por ejemplo es el gran desconocido y todo lo que se sabe de él es malo; África es un continente con una gran vitalidad y con muchísima gente haciendo cosas extraordinarias. Si se hablara en positivo probablemente daríamos ejemplo e impulsaríamos actitudes y actividades positivas. A mí me parece una idea estupenda, el problema está en cómo compites con esa fuerza y ese poder económico que está detrás de crear esa sociedad del miedo y de la desesperanza, pero me alegra muchísimo que se haga una iniciativa de este estilo.
– En tus experiencias por el extranjero, ¿qué escena positiva recuerdas?
Cientos. Yo siempre digo que lo que más me impacta es la capacidad del ser humano para salir adelante, de las mujeres sobre todo porque para mí la visión de género es fundamental, y de las sociedades para avanzar, reconstruirse, reconciliarse y moverse sobre todo dependiendo de la capacidad que tengan las mujeres, o que se les deje tener. Siempre me ha impresionado ver cómo ellas avanzan. Son personas con vidas muy difíciles con tragedias detrás, que viven en unos contextos de miseria, de violencia, de falta de oportunidades extraordinarias, y sin embargo avanzan y mantienen las comunidades en pie.
Ahora me voy a Timor Orientar donde voy a colaborar para realizar un documental con la Fundación Paz y Desarrollo que trabaja en eso, con mujeres que no solo sacan adelante a sus familias, sino a sus comunidades.
– Fuiste una de las primeras reporteras internacionales. Como mujer, ¿te resultó más difícil comenzar que a tus compañeros?
Sí, yo creo que como mujer en cualquier ámbito que se considere masculino, que son casi todos, lo tenemos más difícil. Todavía tenemos que demostrar continuamente que somos capaces, porque a las mujeres por principio la capacidad no se nos supone. Por tanto no podemos fallar, hay que estar con una plena disponibilidad, se nos valora de una forma distinta… es decir, se nos exige mucho más de lo que muchas veces se les exige a los hombres y tenemos que estar permanentemente luchando contra los estereotipos, contra los prejuicios y contra las fuerzas que no quieren que avancemos y que pretenden en sociedades como las nuestras en las que hemos conseguido muchísimo, que vayamos hacia atrás y retrocedamos en los derechos que ya hemos conseguido. Yo siempre digo que a las mujeres del Sur, que están evidentemente mucho más oprimidas, reprimidas y discriminadas de lo que estamos nosotras, y que a algunas se les va la vida cuando se intentan enfrentar a todo eso, se les quiere hacer creer que no hay nada que hacer, que deben resignarse. En el caso del Norte se nos dice que no tenemos que hacer nada porque todo está hecho, entonces en los dos sectores del mundo tenemos que seguir peleando porque fácil no es.
– Ahora dedicas también mucho tiempo a colaborar con ONGs…
Claro porque ahora lo que está pasando es que la información real de lo que pasa en ese mundo al que le damos la espalda, la ofrecen las ONGs porque ahora la prensa, los medios convencionales, no invierten en investigación ni en mandar a periodistas a ver qué pasa en esa distribución injusta de la riqueza que hay en el mundo. Todo lo que nos llega es gracias a las ONG y son ellas las que están financiando en este momento los reportajes y documentales que nos cuentan que la mayoría del mundo lo pasa todavía peor que nosotros. Por eso colaboro mucho con ellos, porque quiero estar en esta primera línea de defender aquello en lo que creo, que es por un lado hacer un periodismo de calidad y de alertar a la ciudadanía de que se le está dando un periodismo que no es de calidad, que no es de servicio, y por el otro lado tratando de hablar con asociaciones que me contactan para transmitirles ese sentido crítico y que hay que arreglar una serie de cosas para arreglar el mundo. Es posible arreglarlo, pero tenemos que hacerlo aportando cada uno nuestro pequeño trocito y tratando de unirnos a los que creen en este cambio. En definitiva las ONG están haciendo el trabajo que deberían estar haciendo los medios de comunicación de informar sobre lo que pasa en el mundo y por qué pasan.
– ¿Qué buena noticia nos puedes contar?
En Japón, que acabo de llegar de ahí y que es puntero en todo, si pensamos en Japón pensamos en número uno en tecnología, a la cabeza de la economía… pues resulta que es un país tremendamente machista y con una discriminación de género brutal, desde luego el que más de los países modernizados. Ahora han diseñado por primera vez unas iniciativas gubernamentales para apoyar el papel de la mujer en la sociedad. Algo es algo, un poco tarde pero por lo menos se están dando cuenta de que tienen que apoyar que la mujer tenga un papel activo socialmente y que deje de estar estigmatizada si entra en la esfera pública.