Alejandro Novella. Si parpadeas te lo perderás. Ábrelos y descubre la verdad. Cierra los ojos y podrás imaginarlo todo, hasta lo más extraño. Constrúyete como persona y visualiza tus objetivos, pero hazlo al revés, empieza desde arriba, desde la cabeza a los pies. Fórmame despacio que tengo prisa. Plantéate que tu misión no es llegar el primero, es no quedarte atrás. Cruza esa meta que ves tan lejana, remota, imposible… que ya acabas de dejar atrás.
Uno de los errores más comunes viene de la mano de la impaciencia, esa compañera de tan largos viajes que nos arrebata eso que más ansiamos, las ganas por hacer. Lo queremos todo rápido, servido en bandeja de plata. Muchas veces no sabemos qué hacer y a la vez queremos hacerlo todo. No nos damos cuenta que las prisas no son buenas consejeras, que más vale llegar tarde que no llegar. Si nos obcecamos en lo que está por venir no apreciamos lo agradable del camino.
Mastica todo bien, dale una vuelta, no te dediques a engullir, ¿no sabes el tiempo que se tarda en cocinar todo eso? Aprende a saborear y descubre matices escondidos. Aquellas especias que van más allá de esa sal y pimienta tan socorridas. No envidies a los que cada día van a restaurantes y piden lo más caro de la carta. Entre tú y yo, la comida gourmet está hecha para los cotidianamente ricos, no para los paladares exquisitos. Date un capricho de vez en cuando, pero dedica menos tiempo aparentando y más en prepararlo.
El postureo nos ha invadido a base de fotografías con 80 filtros. El swag nos convence para que creamos que somos personas distintas, cuando lo único que queremos es que nos miren sin afrontar lo que realmente somos. El factor ego tan reconocido con nuestros incontables perfiles en redes sociales. Sal a la calle y se tú mismo. Si nos adornamos con caretas y corazas son días perdidos para nuestras aspiraciones. Cuida tus respiraciones, guarda esas críticas que tanto te autoimpones. Recuerda que somos más que animales racionales. Primero busca la salida de tu maratón, la meta vendrá después.
Lo importante es sentirte satisfecho con lo que tú conseguiste hacer, no con lo que una copia barata de ti mismo ha creído atrapar. Júzgate y valora si estás haciendo lo que tú crees que es lo más sensato.
Sal de tu zona de confort, la vida no es aquello que pasa entre anuncio y anuncio de la televisión. Pasea, divaga, pregunta, piérdete, pero en el sentido positivo. Descubre mundo, gente, culturas y, en definitiva, trata de conocerte de la manera más pura. Al igual que hay que errar para llegar a la solución, la única forma de encontrarse es atrever a perderse. La reflexión es una opción, la rendición NO.