Alejandro Novella./ Otra oportunidad para remendar lo que hemos hecho y para elevar unas expectativas que se desinflan al paso de los días. Los objetivos inalcanzables son ahora más lejanos que nunca, nos mantendremos al margen de ellos. La desesperación por tocar fondo y empezar a remontar cae como agua en el desierto. No juegues con fuego, pero pon chispas a la vida. Como bien dijo el sabio e icónico Tyler Durden en El Club de la Lucha: «El tocar fondo no es un retiro de un fin de semana, no es un maldito seminario. Deja de intentar controlarlo todo y suéltate de una vez. Suéltate».
Dedícate a coleccionar los buenos recuerdos, las experiencias y los compañeros tan extraños y entrañables a los que llamas amigos. Una compañía con los que nunca firmar ningún final, esos que te asaltan y te proponen retos. ¿A que no tienes lo que hay que tener para…? Este es el primer paso de los mejores momentos habidos y por haber. Estas personas son aquellas a las que, aunque quisieras, no podrías borrar de tu cabeza.
Es hora de proponerte nuevos objetivos, lánzate a lo desconocido con una mirada abierta y sin censuras. Si te agarras a los prejuicios frenarás ese aprendizaje que te exige mantenerte vivo. Júzgate solo a ti y comprueba si realmente eres quien quiere ser y no una copia adulterada de la sociedad. No dejes que lo que posees acabe por poseerte, por eso no dudes en cambiar, el aire fresco no viene mal. Si te acostumbras no disfrutas, alargas la distancia del horizonte donde se pone el sol.
Solo un apunte anodino que no debes pasar por alto. Repasa tu lista de buenos deseos y añade uno más, no perder lo bueno que has ido cosechando. Este es el punto que está por encima de cualquier otro. Ahora sí, apúntate a cuantas actividades quieras, la paga mensual del gimnasio, salir a correr, cómprate un televisor nuevo, juega a la lotería o gana la liga con el equipo de tu barrio. No seré yo quien te impida hacer todo eso. Yo, en cambio, mientras tanto iré a gastar mis vidas. No pondré en pausa la partida por excusas vagas.
Las intenciones te preceden y el paso adelante tienes que darlo tú. Convéncete a ti mismo de qué necesitas y no dudes, solo hazlo. La piscina está llena en verano, el mar todos los días del año, tú decides hasta dónde estás dispuesto a llegar. Los grandes deseos muchas veces se aparcan en el olvido, ve poco a poco, alégrate de lo que vayas consiguiendo y quema las etapas.
Mantén la hoguera encendida, trasládala a sitios donde nunca pensaste estar y transfórmalo en tu rincón de tranquilidad. No te conformes con tocar con la yema de los dedos esa felicidad parcial que tan pocos segundos dura. Aférrate a ella como a un clavo ardiendo del que duela separarse. Ten claro con quién quieres estar, lo demás ya vendrá, eso sí, hay que currárselo. El trabajo no va a Mahoma si Mahoma no desea ese trabajo, eso es indiscutible. Pero no pierdas la cabeza por algo, únicamente por alguien. Asegúrate de saber cuál es tu hogar y dónde quieres estar. Y, sobre todo, nunca te sientas como un extranjero en tu propio ser.
Haz un guiño a lo que viene después y aprovecha el momento; porque como dijo el gran novelista y filósofo Albert Camus: “califico de estúpido a quien teme gozar”. Sal de esa espiral de ruido, ya es hora de afrontar todo. Estos son mis consejos, pero ahora ya, tú decides que respuesta marcar.