Redacción. / La investigadora del Centro Universitario de Defensa (adscrito a la Universidad de Zaragoza) y del Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón, Julia Herrero Albillos, ha impulsado un estudio internacional de gran repercusión. Por primera vez ha conseguido capturar la información magnética guardada hace unos 4.600 millones de años en nanopartículas presentes en meteoritos.
Los resultados de esta investigación permiten conocer con precisión la formación de los planetas, y por tanto amplían nuestro conocimiento sobre la comprensión del Universo, cambiando la perspectiva actual sobre la generación de campos magnéticos en la época más temprana del sistema solar. Igualmente la investigación ofrece pistas sobre cómo evolucionará el campo magnético de la Tierra, que protege de las radiaciones solares y permite la vida en el planeta, al enfriarse su núcleo.
Para desarrollar dicho trabajo, que ha estado liderado por la Universidad de Cambridge, ha empleado un potente microscopio que emplea rayos X como fuente de luz para reconstruir la historia del campo magnético de un asteroide formado poco después de la creación del Sol. Este asteroide dejó de generar campos magnéticos conforme se fue enfriando y solidificando su núcleo. Sin embargo, la señal creada en una época determinada queda registrada en los materiales magnéticos, convirtiéndose en el recurso base del estudio de la investigadora Herrero.
“En realidad, el asteroide puede servir como modelo de estudio de la Tierra a pequeña escala”, explica Julia Herrero Albillos. “La Tierra se enfría lentamente y cuando lo haga del todo, algo que está previsto que ocurra dentro de miles de millones de años, dejará de crear un campo magnético. Los asteroides son mucho más pequeños y todo ese proceso ya lo han experimentado mucho antes. Por eso, los resultados obtenidos nos van a permitir aproximarnos a cómo va a ser ese proceso y cuándo se va a producir”, añade. No obstante, la investigadora puntualiza que está previsto que el Sol, como estrella, muera mucho antes de que la Tierra se enfríe por completo.
La reconstrucción de la historia del campo magnético del asteroide ha sido posible gracias al análisis de nanopartículas de tetrataenita contenidas en un meteorito, un material muy estable que retiene la señal magnética del asteroide al que perteneció el meteorito.
El campo magnético de la Tierra, responsable de la orientación de las brújulas, proviene de la diferencia de temperatura entre el núcleo interno y el manto y nos protege de las tormentas solares.
La gran novedad que aporta este estudio es el análisis de nuevas zonas magnéticas, puesto que hasta ahora se limitaban a las de tamaño micrométrico, y ahora se han investigado las regiones nanométricas de tetranenita.
Los resultados demuestran que, durante un largo periodo de la historia del asteroide, el mecanismo para generar campos magnéticos no era el movimiento del metal líquido del núcleo, sino la migración de algunos elementos ligeros desde el interior del cuerpo hacia el exterior durante el proceso de solidificación del núcleo. “Este mecanismo habría permitido la creación de campos magnéticos intensos durante un largo periodo de tiempo en nuestro joven sistema solar”, añade la investigadora.