Marta Plano. / Pusieron la palabra ‘despilfarro’ en boca de todos. El grupo de personas que forma Feeding Zaragoza es reducido, pero lograron hacerse ver en medios de comunicación a través de programas como Salvados o Diario de. Su denuncia es clara: no al despilfarro de alimentos y sí a una buena gestión del recurso alimentario que fomente el aprovechamiento del mismo.
Una denuncia muy lógica teniendo en cuenta que según Feeding un tercio de los alimentos que se producen no son consumidos. Ante este hecho, la Federación Aragonesa de Solidaridad (FAS) organizó una reunión para tratar este tema. De aquí surgió un pequeño pero comprometido grupo de personas con ganas de poner su granito de arena para cambiar las cosas.
Feeding es un movimiento internacional que surgió en noviembre de 2011 de la mano de Tristram Stuart. Tras la reunión en la FAS, Zaragoza fue testigo de la primera acción de Feeding en octubre de 2012 con un evento llamado Feeding 1.000, cuyo objetivo era dar de comer a mil personas con productos recogidos de la basura. En total gracias a la labor de 200 voluntarios se repartieron 1.500 raciones y se recogieron casi cinco toneladas de productos, con lo que algunos incluso se llevaron a casa comida.
Cinco miembros de Feeding comentan que “el objetivo principal es evitar el desperdicio sensibilizando en cada una de las fases de la cadena alimentaria, empezando por los agricultores hasta llegar a los hogares”. Para ello Feeding actúa mediante dos vías de sensibilización: “Por un lado concienciamos sobre el despilfarro de alimentos por ejemplo con las llamadas ‘rutas del despilfarro’, en las que acudimos a las puertas de empresas alimenticias y sacamos productos en perfecto estado de los contenedores. Por otro lado, también buscamos aprovechar esos alimentos, ya sea donándolos u organizando caterings en ocasiones especiales como fue el Feeding 1.000”, explican.
Feeding comienza su actividad en el campo, donde a veces los agricultores dejan frutas y verduras sin recoger dado que los productos no siempre cumplen los estándares de belleza, aunque están en perfecto estado. En estos casos Feeding actúa como intermediario entre el agricultor y los comedores sociales, garantizando que ese producto que no se iba a destinar a la venta llegue a personas que no pueden comprarlo. De este modo en la temporada 2013-2014 Feeding recogió 37.095 kilos de alimentos, aunque como señala uno de sus miembros, “el esfuerzo que conlleva para ambas partes este contacto hace que esta práctica todavía no esté extendida, con lo que esta cifra es un porcentaje minúsculo de lo que se podría aprovechar en Aragón”.
En Zaragoza, el grupo de Feeding acude a las grandes superficies y empresas alimentarias para sensibilizar sobre el despilfarro y solicitar unas prácticas más éticas. “En nuestras rutas nos hemos encontrado de todo, pequeños comercios que por lo que sea tiran a la basura productos perfectos y arrojan encima el agua de fregar con la lejía, grandes superficies que arrojan a los contenedores kilos de frutas y verduras, y encima ponen el pescado para que estropee los alimentos de abajo, etc.”
“En este sentido uno de los casos que más nos ha chocado es el de las panaderías Granier, que cada una de sus tiendas tira a la basura tres sacos de pan en perfecto estado y bollería cada día. La filosofía de estas tiendas es tener las estanterías llenas de producto cada día, incluso al final de la jornada, y como no calculan cuánto van a vender y priorizan la estética de estantes llenos, y al cierre tienen que tirar kilos y kilos de alimentos.
La acción de Feeding en este caso, por ejemplo, sería ponerse en contacto con la sede de la empresa y solicitar que una furgoneta recorra cada una de sus tiendas para recoger los alimentos que no van a vender y donarlos a entidades sociales, como ya están haciendo otras empresas similares.
Según señalan los miembros de Feeding, este tipo de malas prácticas convierten a los trabajadores en robots, ya que desde las empresas se les prohíbe llevarse esos alimentos a sus casas acusándolos de robo, e incluso se llega a tener a trabajadores abriendo las bolsas de basura y distribuyéndolas para evitar escándalos, convirtiéndose para ellos en parte de su rutina sin plantearse qué se está haciendo. En otros casos, un camión triturador recorre las tiendas arrasando con unos productos que podrían ser consumidos.
El despilfarro de alimentos es un problema evidente con una base poco original. De acuerdo con los miembros de Feeding Zaragoza, “la base del problema es que la alimentación es un negocio a nivel mundial manejado por muy pocas personas, pero muy poderosas. Los lobbies fomentan un consumo masivo con ofertas como el 3×2 que ciegan a los consumidores incitándolos a una compra que no necesitan, y que terminaran tirando. Lo mismo ocurre con las fechas de caducidad, una lata o conserva nunca debería llevar fecha, pero al ponerla obligan al consumidor a tirarla y comprar otra. Lo único que les mueve es el dinero. Esto genera una superproducción que además está terminando con multitud de escenarios naturales, como ocurre con el Amazonas”.
Las acciones que realiza Feeding para intentar cambiar esta realidad son muy variadas, como las comidas o cenas de catering con productos recogidos de la basura, o las rutas del despilfarro. Además, desde Feeding Zaragoza animan a quien lo desee a participar, ya que para este año 2015 son muchos los proyectos que les gustaría abrir, como charlas en colegios, nuevas rutas, la recuperación de huertos urbanos, o por supuesto cualquier idea innovadora que aporten los nuevos integrantes.
Desde Feeding Zaragoza reconocen no tener la solución definitiva a este problema, pero son conscientes de que existe un problema grave que hay que solucionar. “Los lobbies se defienden diciendo que tiran esos alimentos a la basura porque es indigno que la gente coma productos caducados, y nosotros respondemos que más indigno es pasar hambre. Tirar esa comida a los contenedores es como arrojar una moneda a una persona que está en la calle en vez de dársela en la mano”, señalan desde Feeding Zaragoza.