Marta Plano. / “Hubo un día en el que necesité un tipo de apoyo, de ayuda y sobre todo una serie de referencias para saber cómo iba a ser mi vida después de mi amputación. Yo tuve la suerte de que mi intervención fue programada y por lo tanto pude prepararme para ese momento y estar con personas que me enseñaron cómo se desenvolvían, qué actividades hacían… para mí fue tan importante esta ayuda que un grupo de personas decidimos crear en 2006 Adampi para estar con las personas, que, como me ocurrió a mí, necesitan ayuda”. Son palabras de Nuria Rivas, presidenta de Adampi, la asociación de personas amputadas y / o con agenesias.
Nuria comenta que desde la asociación les gusta definir a Adampi como “la luz al final del túnel, ya que un proceso de amputación es muy duro y doloroso, pero intentamos transmitir, desde nuestra propia experiencia, que después de estos primeros malos ratos se puede vivir una vida plena”. La idea de crear Adampi surgió al observar que a nivel nacional o incluso en otras comunidades sí que existían asociaciones que realizaran esta labor de acompañamiento y asesoramiento, pero no en Aragón.
De hecho, Adampi Aragón comparte nombre y estatutos con la asociación nacional, aunque funciona de un modo similar a una delegación, de manera independiente. Nuria explica que el objetivo principal de esta organización es mejorar la calidad de vida del colectivo y convertirse en la entidad de referencia en este ámbito; un objetivo que a su vez se divide en otros cuatro.
Por un lado se ofrece una atención psico-social al usuario a través de una psicóloga y de una trabajadora social, que en el año 2013 sumaron 28 atenciones psicológicas y 82 actuaciones en el ámbito sanitario y de rehabilitación. Por otro lado se realizan labores de difusión principalmente a través de medios de comunicación para darse a conocer y así poder presentarse como un apoyo. En tercer lugar se encuentran las actividades de sensibilización, a través de las cuales se pretende normalizar al colectivo. Esta labor se realiza principalmente a través de campañas, charlas y acciones dirigidas al público infantil. “Tenemos un proyecto en colegios muy chulo que se llama ‘Iguales pero diferentes’ que aborda la variedad y la riqueza de la diversidad, y también trata el tema de las adversidades desde un punto de vista positivo, ya que estas situaciones te pueden fortalecer y hacerte crecer”, añade Nuria. El último, y más reivindicativo, objetivo de Adampi guarda relación con la lucha por un catálogo ortoprotésico y la prestación de una atención multidisciplinar a los amputados.
Los usuarios de Adampi son muy heterógeneos, puesto que cada persona es muy diferente y existen muchos tipos de amputaciones. La presidenta de Adampi comenta que “no tiene nada que ver un niño que nace con una agenesia con una persona que ha tenido un accidente y de golpe pierde una extremidad. Para nosotros lo importante es poder elaborar ese duelo e integrar esa despedida de la extremidad tanto si la amputación ha sido programada como si ha sido traumática. Es un proceso duro por el que hay que pasar, pero también es cierto que el ser humano tiene un potencial bestial y al final te das cuenta de que has pagado un precio, en algunos casos has perdido una extremidad, pero lo importante es que sigues vivo”.
Desde Adampi se respeta la privacidad de cada persona y se espera a que sea el propio amputado o su familia quien se ponga en contacto con la asociación para solicitar ayuda: “Muchas veces la familia está desconcertada y no sabe muy bien cómo actuar, entonces les decimos que lo más importante es acompañar, que muchas veces no hay que hacer grandes cosas, simplemente estar al lado de la persona y estar ahí, sin grandes palabras ni grandes acciones, simplemente que la persona sepa que estás ahí dispuesto a ayudar en lo que puedas”.
La financiación de Adampi procede principalmente de las cuotas de los socios, de tan solo 30 euros al año, y también de subvenciones. Cuando es posible la asociación establece un contrato laboral con la psicóloga y con la trabajadora social, aunque hay periodos en los que la falta de recursos impide esta contratación. “La verdad es que las dos están muy concienciadas y siempre hacen más de lo que se les pide. Les agradecemos mucho su compromiso con la entidad porque hay proyectos que ya están abiertos y cuando nos es imposible seguir con sus contratos si no colaboraran con nosotros esos proyectos se pararían”, apunta Nuria.
El resto de participantes de Adampi son voluntarios, aunque se busca ofrecer siempre un servicio lo más profesionalizado posible. Estos voluntarios proceden tanto del colectivo de personas amputadas o con agenesias como de otras características, aunque desde la asociación señalan la necesidad de incorporar nuevos socios del colectivo para ofrecer un servicio más completo en Huesca y Teruel.
Gracias a la labor de todos ellos son muchas las personas que han conseguido superar uno de los momentos más difíciles de su vida, y aprender, de nuevo, a disfrutar de los momentos que son verdaderamente importantes.