Redacción./ Si has pasado la mayor parte de tu vida en el nuevo milenio, y no te puedes separar de las novedades tecnológicas por las que apuesta el mercado actual; estás de enhorabuena, perteneces a ese grupo de población englobado en una palabra: los “millennial”. Se trata de la también denominada Generación Y, aquella nacida por y para vivir apegados a la innovación de las máquinas.
En la actualidad, las prioridades han cambiado. Si Maslow levantara la cabeza tendría que rediseñar su pirámide y colocar en la base, junto a las necesidades fisiológicas, apartados como: smartphones con conexión a Internet, fibra óptica en casa, acumulación y uso de todas las redes sociales que aparezcan, querencia por saber en todo momento la información de primera mano, y un uso irremediablemente adictivo de aplicaciones como Whatsapp.
Esta generación de entre 18 y 35 años, los considerados nativos digitales, están marcando un nuevo camino para futuros descendientes. Lo que antes fue la era del Baby Boom, se ha convertido en el Big Data. La afición por el consumismo en Internet y por pertenecer a la red de forma continuada. Si no tienes una versión digital no eres nadie, y aún estando, es fácil pasar inadvertido. Pero ten cuidado, si por algún casual tropiezas, ese fallo permanecerá inmóvil en el mundo virtual. Nos encontramos ante la consagración viral como meta de los nuevos jóvenes de hoy.
Un “FAV”, un “Me Gusta”, un “Retweet”, Un “pin”, un “Dislike”… todo un mensaje ególatra y directo a golpe de clic. Rápido, sencillo y muy efectivo. El poder está en manos de esta generación de locos amantes de las últimas tecnologías. Son los máximos exponentes de la filosofía de Asimov, estamos robotizados. Todo un mundo de posibilidades al alcance de la mano, literalmente. Los millennials son el resultado de la insatisfacción NI-NI provocada por la sociedad, la política y, por supuesto la economía, unida a un afán por que la tecnología se convierta en el eje de sus vidas.
Las aspiraciones han cambiado para los jóvenes millennials. Ya no buscan comprarse un coche o tener una hipoteca. El pensamiento es único, todo se mide por la modernidad y funcionalidad de los aparatos electrónicos y nuevas adquisiciones. Tampoco priman intenciones como la de mantenerse fijo en un único puesto de trabajo. La vida del millennial se rige por las experiencias que pueda vivir, y sobre todo, para poder publicarlas luego en el Facebook, Twitter e Instagram. Es el poder de la opinión expresada a través de una máscara llamada Internet. Hemos pasado de ser sociables, a formar parte del Social Media. La tecnología se ha asentado, y no es una buena opción no formar parte de ella.