Rafael Castillejo. / Hace unos meses, un seguidor me ‘regañaba’ cariñosamente y me pedía olvidarme por un día de mis héroes del tebeo o la gran pantalla para dedicar uno de mis escritos a un héroe de verdad y, además, paisano mío: Ángel Sanz Briz, el diplomático español que desde su cargo en la embajada de Budapest (Hungría) salvó de una muerte segura a miles de judíos.
Actualmente, existe mucha información sobre la interesante y emotiva historia de este gran hombre y no me parece honesto dármelas de entendido y copiar aquí todo lo que he leído sobre él. Por ese motivo, voy a limitarme a enumerar con texto muy breve, cinco puntos que me emocionan e impresionan de la vida de Ángel Sanz Briz y que considero deberían conocer aquellos que todavía no saben nada de él. Son los siguientes:
1.- Tenía cara de buena persona y, lo era. Sí, ya sé que algunos me van a tildar de simple pero, resulta, que es así. Porque en verdad hay que ser buena gente para encontrarse en 1944 en una ciudad como aquella e invertir tiempo, dinero y vida en salvar a unos pobres desahuciados cuyo único destino eran los campos de exterminio. Hay que saber además que Sanz Briz había llegado a la embajada de Budapest en 1942 como encargado de negocios y que al tener que dejar el cargo el titular de la misma siguiendo órdenes de España, se encontró casi sin darse cuenta al mando. Cualquier otro en su lugar se habría dedicado a dejar pasar los días tratando de vivir lo mejor posible protegido por las paredes de la embajada intentando caer bien a los gobiernos de Alemania, Hungría y España.Él, decidió complicarse la vida y, de qué manera.
2.- Su ‘milagrosa’ inspiración para salvar a tanta gente, en forma de una antigua ley española de 1924 por la cual los descendientes de los judíos sefardíes expulsados por los Reyes Católicos tenían derecho a pasaporte español. Además, la citada ley ya no tenía vigencia en nuestro país en el año en que Sanz Briz decidió utilizarla. Doble mérito para que el gran resultado obtenido sea reconocido por todo el mundo. También hay que saber que supo ‘estirar’ al máximo el permiso de expedir solamente 200 pasaportes porque, al final, entre trucajes de numeración y unas cartas de protección que se sacó de la manga, los beneficiados fueron más de cinco mil.
3.- Su inmenso valor al decidir burlar a un maníaco obediente de las órdenes que conducían al exterminio judío como Adolf Eichmann. Este teniente coronel de las SS había sido enviado por Hitler a Budapest para hacerse cargo de las deportaciones y, según cuentan, aunque se tragó el cuento de Ángel Sanz, no veía con buenos ojos que le retirasen ‘pasajeros’ a punto de zarpar con destino a Auschwitz. Parece ser que su admiración por el gobierno de Franco fue lo que le ‘frenó’ un poco y, ese poco, resultó ser suficiente para que no indagara más de la cuenta y descubriese el «pastel». Algo de suerte, nunca viene mal en la vida.
4.- Ángel Sanz Briz consiguió salvar de una muerte segura a más de 5.300 judíos, de los que tan solo 200 eran sefardíes. Oskar Schindler, cuya vida fue llevada a la pantalla por Steven Spielberg, hizo lo mismo con unos 1.200. Como ya sabemos, fueron distintos los medios utilizados pero en ambos casos el resultado es digno de reconocerse como merece. De lo que no cabe la menor duda es de que el enorme éxito conseguido por la gran producción norteamericana (siete premios Oscar incluidos) hizo que la figura del empresario austrohúngaro fuera conocida en todo el mundo. Me queda la duda de si Spielberg conocía la historia de Sanz Briz.
5.- Como decía al principio, en los últimos años se ha conseguido que cada vez se escriba y conozca más de la persona de Ángel Sanz Briz y su gran labor humanitaria. Sus hijos han trabajado sin desmayo porque la memoria de su padre sea recordada, algo que supongo decidieron acometer cuando lo vieron morir en el año 1980 casi como un desconocido. En el año 2011 se rodó una película no destinada a salas comerciales sino a televisión. Me refiero a la producción de RTVE ‘El ángel de Budapest’ dirigida por Luis Oliveros con el actor Francis Lorenzo en el papel principal. Especial mención merece el documental ‘La encrucijada de Ángel Sanz Briz’ dirigido por José Alejandro González Baztán y estrenado en Zaragoza hace unas semanas.Los medios cada vez se interesan más por esta apasionante historia y, por todo ello, la Red se llena de datos cada día. Hasta un aficionado como yo se atreve a dejar el suyo. Ojalá, entre todos, consigamos que mi paisano, donde quiera que esté, pueda ver (aunque algo tarde) el reconocimiento mundial a su impagable labor.
Y, sin olvidarme de las personas que trabajaron sin desmayo junto al diplomático español en aquellos largos y tristes días bajo el cielo sombrío de Budapest, espero satisfacer con estas líneas al seguidor que me pidió olvidarme por un día de mis héroes de ficción para escribir sobre uno real. La verdad es que tenía razón. Ninguno de ellos supera a mi paisano: ÁNGEL SANZ BRIZ.
Rafael Castillejo
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