Redacción. / Los ciudadanos de las comunidades autónomas de Aragón y de Asturias son los que se muestran más satisfechos con la atención que reciben del sistema sanitario público y son los únicos que puntúan con un notable el funcionamiento del sistema público de salud.
Así se recoge en el Libro ‘La Sanidad Española en Cifras’, que, editado por el Círculo de la Sanidad y elaborado por un equipo de investigadores de la Fundación Gaspar Casal bajo la coordinación de Juan del Llano, ha analizado la evolución por territorios de medio centenar de indicadores clave sobre el funcionamiento del sistema sanitario durante los años de la crisis con el doble objetivo de evaluar el impacto de la crisis sobre la calidad y la cantidad de la prestación de servicio sanitarios y detectar las posibles diferencias entre autonomías que se han podido poner de manifiesto en este periodo, como consecuencia de la gestión descentralizada del Sistema Público de Salud
Entre otros datos, el informe revela que el nivel medio de satisfacción de los españoles con los servicios sanitarios públicos que reciben no sólo no empeoró tras la primera fase de la crisis sino que incluso mejoró. De hecho, la nota media asignada por los pacientes españoles a sus servicios sanitarios pasó de 6,4 a 6,6 entre los años 2008 y 2012.
El fenómeno no es fruto de una distorsión estadística. En dos de cada tres comunidades autónomas mejoró el nivel de satisfacción ciudadana con el sistema sanitario público, una circunstancia llamativa que los autores del estudio atribuyen, por una parte, al comportamiento de los profesionales del sistema sanitario y, en segundo lugar, al hecho de que algunos gobiernos autonómicos podrían haber sostenido artificialmente sus niveles de gasto sanitario a costa de las cuentas de resultados de sus proveedores de bienes y servicios.
De hecho, los datos analizados por los investigadores de la Fundación Gaspar Casal demuestran que tras el primer embate de la crisis (periodo 2008-2011) solo siete comunidades autónomas redujeron el gasto sanitario público por habitante protegido (Andalucía, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Galicia y La Rioja) mientras que otra decena de autonomías o bien lo mantuvieron estable o incluso llegaron a incrementarlo en ese mismo periodo, pese a las exigencias de ajuste impuestas por el elevado déficit público.
Dos datos ilustran singularmente las profundas diferencias regionales puestas de manifiesto en este periodo. Mientras en Andalucía el gasto por habitante cayó casi un 11% entre 2008 y 2011, en Asturias ese mismo indicador experimentó un incremento cercano al 11%. Además, el número de comunidades autónomas situadas por encima de la media nacional de gasto por habitante también creció en esos tres años contra lo que pudiera parecer.
Ese diferente patrón de comportamiento ensanchó, asimismo, la profunda brecha que ya existe en este indicador entre las diferentes comunidades autónomas y que en los casos más extremos llega al 40%.
La información recogida en ‘La Sanidad Española en Cifras’ revela que la media nacional de gasto sanitario público por habitante, que se sitúa en 1.382,9 euros, esconde profundas diferencias territoriales. El País Vasco, la comunidad autónoma donde este indicador es más elevado, realiza un esfuerzo de 1.661,5 euros por habitantes, mientras que el sistema balear de salud tiene el gasto público por habitante más bajo de toda España (1.180,5 euros).
Según el coordinador del estudio, Juan del Llano, es muy probable que esta fotografía varíe significativamente cuando se publiquen los datos de los años siguientes y se aprecie en toda su magnitud ‘y en todos los territorios’ los efectos de los ajustes presupuestarios que los gobiernos regionales se vieron obligados a aplicar como consecuencia del déficit presupuestario.
El impacto de la crisis en el sistema sanitario. El estudio ‘La Sanidad Española en Cifras’ permite comparar la diversa evolución que han experimentado algunos otros indicadores clave para evaluar el funcionamiento del sector sanitario como la tasa de altas hospitalarias, la tasa de cobertura de las principales campañas de vacunación, la disponibilidad de camas o plazas en centros hospitalarios de día o el nivel de incidencia de enfermedades como la tuberculosis, la hepatitis B o la diabetes mellitus.
Todo esto configura, en opinión del presidente del Círculo de la Sanidad, Ángel Puente, “la fotografía más actual de los indicadores sanitarios disponibles, que puede servir como referencia a la hora de tomar decisiones desde los poderes públicos y comprar los efectos de éstas en las diferentes comunidades autónomas”.