Marta Plano./ Resulta casi surrealista pensar que si España fuera invadido por otro país la comunidad internacional y el propio gobierno girarían sus cabezas desviando la mirada del conflicto, dejando a la población desprotegida, olvidada, y para colmo silenciada. Pero para miles de personas como Aziza Brahim esto no es una suposición, sino la realidad que ha marcado cada uno de los segundos de su vida.
El Sahara Occidental fue abandonado por el gobierno español, su potencia colonial, tras ser ocupado por Marruecos y Mauritania en un proceso ilegal. España abandonó así a parte de su población, que se vio obligada al exilio huyendo a campamentos de refugiados de países como Argelia. Hoy, tras 40 años de ocupación marroquí, el gobierno español sigue sin mover ficha, a pesar de ser junto a Marruecos el principal responsable de esta situación.
Se trata de un complejo conflicto que ha sido silenciado. Pocas veces encontramos noticias en los medios de comunicación sobre este hecho, lo que ha llevado en parte al desconocimiento por parte de la población española. Hoy Zaragoza Buenas Noticias entrevista a Aziza Brahim, una mujer asentada en Barcelona que nació en un campamento de refugiados del sur de Argelia cuando el conflicto estaba en plena ebullición.
Su caso es esperanzador, pues ha conseguido llevar la música de su país al panorama internacional. Conocida como ‘la voz del blues saharaui’, Aziza emplea la música para mantener vivo el mensaje de su pueblo y la lucha de los saharauis. Tras conseguir el nº 1 en la World Music Chart Europe 2014, la lista más importante de las músicas del mundo, Aziza ofreció el pasado viernes 27 de febrero su primera actuación en Zaragoza. Aprovechamos su visita a la capital aragonesa para conocer más sobre su música, su experiencia, y la situación de los saharauis.
– Aziza, has conseguido llevar la cultura saharaui a todo el mundo a través de tu música, y tengo entendido que tu abuela es una persona que te ha hecho valorar mucho la cultura.
– Mi abuela es una de las poetas más importantes de la cultura de mi país. Es una mujer que ha luchado siempre desde la poesía para trasladar la temática de su país y el sufrimiento del pueblo saharaui. De hecho, mi abuela está apodada como ‘la poetisa del fusil’. Todo su pueblo la conoce así. Se han recitado sus poemas en los campamentos. Es una persona muy destacada en la lucha del pueblo saharaui.
– Tu último disco se titula Soutak. ¿Qué significa esta palabra?
– Significa Tu voz. Además es el título de una canción que celebra los sentimientos más íntimos de una persona. Escogimos ese título para el disco porque nos parecía apropiado para destacarlo en contraste con la voz de mi pueblo que ha sido silenciada desde hace décadas.
– ¿Qué mensajes trasladas a través de tu música?
– En mis canciones hay un poco de todo. Tengo canciones que hablan de amor, de la naturaleza, del desierto, del reencuentro… pero sí que es verdad que el eje fundamental de mis letras y lo que rige mi música es hablar de la situación en la que se encuentra mi pueblo, y contar mi propia experiencia en la vida, que es la experiencia de muchos saharauis que han vivido en campos de refugiados. Es un canto a la lucha continua, a la superación al éxodo que le tocó vivir a mi pueblo.
– Imagino por tanto que para ti la música es una manera de mantener viva vuestra cultura y de intentar cambiar la situación del Sahara Occidental.
– Teniendo en cuenta que la cultura en mi pueblo siempre se ha transmitido de manera oral, para nosotros es importante el papel que juega la cultura en general y en especial la música, porque para nosotros hoy en día es el arma más poderosa para defender nuestra lucha y hablar de nuestra existencia. Todas las noticias que podrían salir de mi país realmente no salen en la prensa, es un conflicto silenciado. Por eso yo personalmente creo que la música sirve también para alejarte de muchos pesares y de alegrarte, pero además para reivindicar y sensibilizar. Prefiero hacer música comprometida y contar una historia detrás de cada canción a hacer una canción plana.
– Casualmente naciste en la etapa en la que comenzó el conflicto. Cuando eras pequeña, ¿cómo te explicaban lo que estaba pasando a tu alrededor?
– Cuando mi madre hizo el éxodo al sur de Argelia huyendo de los bombardeos de Marruecos en los territorios del Sahara Occidental estaba embarazada de mí. Yo nací y crecí en los campos de refugiados en una vida muy sencilla, con mucha necesidad de todo. Yo crecí pensando que aquello era mi país y mi territorio, y poco a poco mi familia me empezó a explicar que no era así. Pero cuando eres pequeño no terminas de entender que tú estás aquí, pero tu territorio es otro, es algo que vas comprendiendo conforme vas creciendo. Entonces te das cuenta de que se ha cometido una injusticia muy grande contigo y con tu pueblo. Fue una ilegalidad en toda regla.
– Muchas veces aquí desconocemos cuál es la situación de los campos de refugiados y nos imaginamos lugares que no se corresponden con la realidad. ¿Cómo fue para ti crecer en un campo de refugiados?
– A mí me parece que es una de las experiencias más duras que se pueden vivir. Una persona que es desplazada es una persona despojada de su propia identidad. Con eso se vive muy difícilmente. Nosotros llevamos viviendo en los campamentos de refugiados casi 40 años, y ahí la vida pasa muy lentamente. La población sobrevive gracias a la ayuda humanitaria que cada año se recorta más y más. Hay muchísima necesidad en alimentación, en ropa, en medicina… en todo, en las cosas más básicas que puedes necesitar para vivir dignamente. La verdad es que no es agradable y se vive con tristeza.
– En tu caso has salido adelante y conseguiste salir del campamento de refugiados siendo una adolescente. ¿Qué significó para ti trasladarte a Cuba?
– Para mí fue una de las experiencias más gratificantes que he tenido en toda mi vida. Pude ir a Cuba con una beca de estudio gracias a un convenio de cooperación que hay entre mi país en el exilio y el gobierno cubano. Cada año van jóvenes a cursar a Cuba, Libia, Argelia y otros países. Gracias a esta beca pude estudiar y aprender castellano. Ahí me empapé de la cultura cubana y pude compartir con su población otra experiencia muy amarga que fue el Periodo Especial, así que me unen muchas cosas con el pueblo cubano.
– Tu familia continúa en el campo de refugiados. ¿Qué es lo que te trasladan?
– Sí, toda mi familia sigue viviendo en el Campamento de El Aaiún, en la provincia de Tinduf en el sur de Argelia. Tengo comunicación continua con ellos y además cuando puedo bajo para verlos. Cuando voy veo las ganas de un pueblo de salir adelante. Esas ganas de vivir siempre han estado ahí, pero es verdad que cada vez la espera pesa más.
Hay que tener en cuenta que mi madre y mi abuela, por ejemplo, han vivido toda su vida en su casa de El Aaiún en el Sahara Occidental, y ver que tus días pueden acabar en un campamento de refugiados de Argelia es mucho pesar. Tienen nostalgia de volver a su hogar y quieren vivir dignamente, y no solamente sobrevivir.
Lo que me traslada mi familia es la fuerza y las ganas de seguir luchando y seguir superando todas las barreras que nos pone la vida.
– Por tanto la esperanza se mantiene viva. ¿Qué reacción espera de la comunidad internacional el pueblo saharaui para que finalmente esta lucha llegue a su fin?
– La esperanza tanto mía como de mi pueblo y de mi familia y de la gente que apoya el conflicto del Sahara Occidental es que se respeten cada una de las decisiones de Naciones Unidas y que realmente se le de a mi pueblo el derecho a decidir. Que todo lo que tenga que hacerse se haga siguiendo la legalidad vigente y teniendo en cuenta todos los dictámenes de las Naciones Unidas y del Tribunal de Justicia de La Haya, que ya en 1973 dijo que mi pueblo es un pueblo soberano totalmente independiente de Marruecos, y que no tenemos ningún tipo de conexión con este país, ni cultural ni de ninguna otra.
Nada va a cambiar el hecho de que nosotros seamos saharauis. Yo he nacido en Argelia por unas circunstancias, pero soy saharaui. El gobierno español y el marroquí son los responsables de mi desgracia y de la de mi pueblo, y todo esto se tiene que respetar para que por fin podamos vivir dignamente en nuestro país.
– Para terminar, como es costumbre en nuestras entrevistas nos gustaría que nos trasladaras una buena noticia.
– Para mí la buena noticia es poder tocar aquí en Zaragoza. Es la primera vez que vengo con mi banda a esta ciudad y que haya habido tanto interés por mi música es una gran noticia no solo para mí, sino para todo mi pueblo.