Luis González. / Situado en el Valle medio del Ebro, donde confluyen varios ecosistemas como el propio río, las lagunas, el Galacho, la zona esteparia y los cortados de yesos. Y rodeado por los barrios de Alfocea, Juslibol y Monzalbarba.
La ruta que proponemos es recomendable hacerla a pie. Para el acercamiento al punto de partida, nosotros escogimos desplazarnos en nuestro vehículo, tanto por la comodidad de comenzar directamente desde el parque como por la inestabilidad de la meteorología.
Para llegar en coche solo hay que dirigirse al barrio rural de Juslibol y seguir las indicaciones que nos llevarán hasta el aparcamiento. También podemos coger la línea 43 de autobús urbano o buscar en internet la información de precios y horarios que hay para visitas guiadas y para desplazarse en el tren El Carrizal.
Dejando el aparcamiento a nuestras espaldas, caminaremos un poco hasta encontrarnos con los primeros carteles, que nos indicarán los distintos recorridos y nos darán información sobre lo que nos encontraremos más adelante. Una vez situados en el centro de interpretación (consultar horarios) se puede documentar la estancia y justo al lado, tenemos la laguna artificial con sus observatorios para aves.
Después nuestro camino continuará por unas escaleras que al principio se antojan poco apetecibles, pero que conforme vamos subiendo, nos van regalando vistas impresionantes del Galacho y sus alrededores. Una vez arriba avanzaremos dirección al castillo de Miranda y por el camino, pasaremos por el mirador de la estepa, que es el paisaje de la parte superior del escarpe.
Una vez lleguemos a las ruinas del castillo de Miranda, comenzaremos a descender para llegar al sendero que rodeando un denso bosque de chopos, álamos, sauces fresnos, olmos, tamarices, lianas y zarzas, nos irá devolviendo poco a poco al centro de interpretación.
El recorrido en su totalidad tiene unos siete kilómetros, es circular y se puede realizar en poco más de dos horas. Si nos apetece podemos añadirle recorrido visitando alguno de los miradores que se nos indican por el camino, o llegando a alguno de los pueblos mencionados anteriormente.
Disfrutar de esta escapadita que nos queda tan cerca ¡y a hacer un poco el cabra!