Cristina Pérez. / La localidad zaragozana es la ciudad perfecta para ir en bicicleta. ¿Por qué? Por su terreno sin grandes diferencias de altura, por el tamaño de su población, por la evolución de sus infraestructuras y la cultura ciclista que tienen sus ciudadanos.
El barómetro anual de la bicicleta del año 2010, informe más actual con datos sobre el uso de la bicicleta en Zaragoza, ponen de manifiesto que los desplazamientos en bici para ir al trabajo o al centro de estudios de los zaragozanos es superior que el de la media en España. También la asociación entre ‘bicicleta’ y ‘movilidad’ de los ciudadanos maños es mucho más acentuada que la del resto de los españoles y la frecuencia de uso de este medio de transporte sostenible es mayor en Zaragoza que en el conjunto de España.
Joaquín Alfonso, socio de Recicleta, una entidad que comenzó siendo un taller de inserción sociolaboral y ahora se ha convertido en una empresa ciclista, afirma que “desde que empezó Recicleta en el año 1996 hasta ahora, el nivel de cultura e infraestructuras ha ido creciendo en positivo”. Por otro lado, Perico Ruiz, socio trabajador de La Ciclería, un proyecto de transformación económica a través del uso de la bicicleta, expone que “Zaragoza es una ciudad ideal para ir en bicicleta, ya que tiene el tamaño, el clima y la población ideal para moverse a través de este medio”.
Desde la Oficina de la Bicicleta del Ayuntamiento, fuentes municipales declaran que «Zaragoza es una ciudad que ha apostado por la bicicleta y donde este vehículo se ha hecho un sitio muy importante como medio de transporte». De hecho, la capital aragonesa cuenta con más de 120 kilómetros de carriles bici, alrededor de 4.000 aparca-bicis, 1.300 bicicletas públicas, 130 estaciones y 35.000 abonados.
Tanto Ruiz como Alfonso coinciden en que calificarían el nivel de cultura ciclista de los zaragozanos en un punto medio-alto, y este concepto incluye tanto el hábito de moverse a través de este medio de transporte por la ciudad, como la capacidad de los viandantes y conductores de vehículos de convivir con los ciclistas, así como la adaptación de la ciudadanía a una Zaragoza mucho más ciclista a lo largo de las últimas dos décadas.
Como aspecto positivo de Zaragoza como ‘ciudad de bicicleta’, Alfonso destaca precisamente los avances en infraestructuras que ha experimentado la ciudad en los últimos años, aunque como él mismo afirma, «los avances se han paralizado un poco en los últimos cuatro años», mientras que Ruiz se queda con «la cercanía y comunicación de los núcleos en los que habitualmente se traslada la gente en Zaragoza».
Desde el Ayuntamiento se destaca todo el trabajo que se ha desarrollado a lo largo de los últimos años en este ámbito. «Desde el año 2003 se han construido 120 kilómetros de carril bici en la ciudad, se ha instaurado el servicio público BiZi, se ha elaborado -el Plan Director de la Bicicleta, un documento que incluye todo lo que debería de ser el desarrollo presente y futuro de la bici en Zaragoza, y se ha creado el Observatorio de la Bicicleta, un órgano de participación ciudadana en el que están representados todos los colectivos que tienen algo que decir sobre este sector», explica un representante del área de Movilidad del Consistorio.
Ordenanza municipal de ciclistas y peatones. Sin embargo, también hay ciertos aspectos a mejorar en el ámbito ciclista de Zaragoza. Tanto Alfonso como Ruiz matizan que el punto negativo del uso de la bici en Zaragoza radica en la ordenanza que hace unos meses sacó a la luz los lugares por los cuales las bicis no podían circular a riesgo de ser multados y que, posteriormente, hubo una modificación de la misma incluyendo alrededor de 1.000 calles transitables en bicicleta.
«Las ultimas resoluciones han frenado que la gente se eche a la calle con la bici por todo el tema de multas, algunas de ellas desorbitadas. Ha creado mucha confusión, desde nuestra experiencia, hubo mucha gente que dejó la bici y, los que la seguían cogiendo, iban con miedo. Sería positivo que se dejara todo mucho más claro a la población», asegura el socio de Recicleta. Y su homólogo en ‘La Ciclería’ añade que le gustaría que los legisladores estuvieran más concienciados sobre el tema del uso de la bicicleta para evitar situaciones similares a las de confusión y miedo generadas tras esta polémica.
Por su parte, el Ayuntamiento de Zaragoza explica esta situación de la siguiente forma: «La ordenanza municipal de ciclistas y peatones, desde el primer momento, decía claramente que como norma general no se podía circular con la bicicleta por las aceras. Solo estaba permitido si se cumplían todos los requisitos enumerados a continuación: que la calzada no estuviera pacificada (es decir, limitada a 30 km/h); que no exista carril bici; que la intensidad del trafico disuadiera de la utilización de la calzada; que la anchura de la acera fuera de cuatro metros en total o, al menos, tres estuvieran libres de mobiliario urbano; que no existiera aglomeración de viandantes, es decir, que se puediera conservar un metro entre los ciclistas y viandantes y fuera posible circular en línea recta mas de 5 metros de manera continuada. Y, por supuesto, en caso de circular por la acera con bicicleta, se debía dar prioridad peatonal y adecuar la velocidad a la de los viandantes», explican desde el Consistorio.
A partir de ahí, y según fuentes municipales, el Tribunal Superior de Justicia de Aragón obligó a modificar la ordenanza y prohibió la circulación en bicicleta por cualquier acera y zona peatonal, una argumentación que se basaba en el Reglamento General de Tráfico nacional, el cual se modificó en mayo de 2014 y «debería de incluir las pautas de actuación sobre tema pero, casi un año después, esto no es así, por lo que la situación actual es la de estar en una especie de limbo jurídico, ya que no podemos regular la circulación de bicicletas por la ciudad porque no tenemos un reglamento donde eso esté especificado». Ante esta situación, el Ayuntamiento, «en un intento de facilitar la circulación de ciclistas, sin contravenir una orden judicial que tenemos que acatar, ha buscado la alternativa de permitir la circulación de las bicicletas en las zonas de tráfico restringido y en las sendas verdes, ya que entendemos que ésas no son peatonales».
El futuro de la bici en Zaragoza. Alfonso Ruiz expone que, de cara al futuro, le gustaría que se hicieran más campañas de sensibilización enfocadas al sector ciclista pero destinadas no solo a este colectivo, sino también a conductores y peatones. Por su parte, desde el Ayuntamiento se hace hincapié en que las próximas acciones en esta materia serán las de seguir construyendo carriles bici en las zonas donde más se necesite y mejorar la señalización para favorecer a los ciclistas.
Con un ordenamiento u otro, lo que está claro es que Zaragoza es una ciudad de bicicleta y todos los colectivos interesados trabajan para que la conexión entre ciclistas, peatones y conductores sea óptima. Los ciudadanos se mueven a través de este medio de transporte y cada vez son más los que deciden pedalear hasta el trabajo, instituto o universidad.