Nerea Beatove./ Parece increíble, incluso un truco, pero lo cierto es que no hay trampa. El zaragozano conocido como Toño Serrano ha conseguido lo que hasta ahora nadie había hecho, cambiar los esquemas. Su particular forma de concebir la doma ha revolucionado el mundo equino en nuestro país y todo ello gracias a una especial conexión con los que son desde siempre sus mejores compañeros.
Su pasión por los caballos comenzó con tan solo tres años, fue entonces cuando Toño montó por primera vez. “Me acuerdo que me llevó mi madre al Parque de Atracciones de Zaragoza y me monté en un poni. Yo ahí ya me volví loco, no quería más que llevarme el poni a casa, no sé qué fue lo que sentí pero me dejó trastornado desde niño”, cuenta emocionado.
Desde ese momento, Toño comenzó a interesarse más y más por la equitación. Al principio montaba “donde podía, con amigos y conocidos”, y siempre, a escondidas de sus padres, que lo consideraban un deporte peligroso. Serrano lo tenía claro, quería comprarse su propio caballo, por eso, tuvo que ingeniárselas para conseguir algo de dinero, “con 10 años me iba a recoger caracoles todos los fines de semana para vendérselos a los bares, y con ese dinero que ahorré durante dos o tres años me conseguí comprar mi primera yegua”.
Era una yegua “viejecita” y murió a los seis meses, unos meses que fueron suficientes para incentivar aún más sus ganas de aprender y formarse como jinete. Sus mejores maestros han sido los caballos, aunque asegura, se ha formado con grandes profesionales. Fruto de la experiencia, la investigación y la práctica, Toño se ha especializado en un tipo de doma particular, que a incluso a él le resulta difícil definir.
“Yo siempre digo que no me he inventado nada, o casi nada, simplemente he cogido lo que me interesa de cada maestro y entre todos he creado mi historia. Parece que la doma está dividida en sacos, doma natural, doma vaquera y doma clásica. Yo no soy de ninguno y de todos. Estoy trabajando con todas las técnicas. Empecé más ligado a la doma natural, pero realmente no comparto muchas de las cosas que hace la gente que se dedica a la doma natural en España”, explica.
La doma natural se centra en el lenguaje y entendimiento con los caballos, siempre sin usar la violencia, un trabajo en equipo con el que Toño Serrano ha logrado domar a los sementales más salvajes. Hasta ahora no hay caballo que se le resista, ¿cómo lo consigue?: “esa es la magia, todo el mundo dice que tengo un don especial, yo digo que no es un don, sino una experiencia”.
El jinete asegura que todo se basa en conectar con el caballo y entender su lenguaje, su forma de ser y relacionarse, “solo te entenderán si eres capaz de meterte en su mundo, de dejar de ser un poco humano y convertirte un poco en caballo”.
Este hombre mitad humano, mitad caballo, explica que no existen caballos «malos», sino caballos traicionados por el hombre. Por eso insiste en la necesidad de regular un carnet legal para la manipulación de caballos, ya que muchos de ellos son maltratados y asesinados por sus dueños por no haber llegado a un entendimiento con el animal. “Este tipo de bárbaros no pueden manipular caballos, es necesaria una escuela muy estricta para evitar que esto ocurra”, y es que a Toño hay dos cosas que le sorprenden más cada día, “la nobleza de las bestias, y la bestialidad del ser humano”.
Su sensibilidad y conexión con los caballos es bien conocida por los grandes profesionales del mundo ecuestre, tanto es así, que muchos de ellos confían en él para domar a sus más rebeldes ejemplares. Pasando por el cortijo de Cantora de Isabel Pantoja, Alvaro Domecq, Fermín Borquez, Chico Ramirez, Rafael Arcos hasta José Tirado, son algunas de las más destacadas figuras con las que ha compartido sus experiencias.
Realizando clinics o cursos magistrales, Toño Serrano recorre la geografía española enseñando a jinetes de todo el mundo algunas de sus técnicas. Una de ellas es la que él denomina como hipnosis, un estado en el que el caballo, a causa de sentirse amenazado, puede mantenerse unos 40 minutos muerto en vida. “El caballo cuando es atacado por un depredador, se defiende, y si ve que su defensa no sirve, se derrota y ‘se deja morir’. Yo he observado esto y he podido llegar a comprobarlo sacándoles esos minutos a través de una lucha de dominación en la que casi ni les toco”, explica.
Se sientan, se arrodillan, se tumban, dan las manos y hasta se dejan montar por el público cuando el domador está delante. Esta situación pudieron vivirla los espectadores que acudieron a uno de sus clinics en Andalucía, donde le prepararon una emboscada de la que salió airoso. “Me dijeron que iba a domar a unos potros de tres años pero me engañaron, me trajeron a los sementales más salvajes de las marismas, parecían tigres. El primer día me monté en todos que había y en cosa de una hora eran los caballos más mansos de Andalucía”, cuenta orgulloso.
Pero lo que a Toño le causa una gran sonrisa es ver cómo los caballos se quedan bloqueados después de sus clases, “a mí me hace mucha gracia porque yo sé lo que piensan, se quedan diciendo, toda la vida los humanos pegándonos palos para ir para aquí o para allá y ahora llega este y sin esfuerzo hacemos lo que quiere, que humano tan extraño”, comenta entre risas.
Toño Serrano tiene claro que quiere continuar aprendiendo de los caballos y resolviendo por sí mismo algunas de las dudas que los libros no consiguen resolverle. “Muchos expertos dicen que hay caballos que son líderes, otros dicen que no, yo creo que sí, y quiero comprobarlo por mí mismo, por eso voy a irme dos semanas a las marismas para estudiarlos en su estado salvaje y comprobarlo por mí mismo”.
En cuanto a su futuro, tiene las puertas abiertas en todo el mundo. Pronto visitará Holanda y Alemania. Le han propuesto escribir libros, trabajar en el circo y hasta rodar películas. Y aunque todavía no sabemos cuál será su próximo destino, lo que sí sabemos es que este zaragozano apasionado por los caballos seguirá cabalgando por mucho tiempo.