Redacción./ Cuando se trata del paladar siempre es un buen momento para degustar los platos más típicos de la época, y que mejor momento que la festividad de la Semana Santa para recopilar algunos de los platos más dulces y sabrosos propios de estos días. Las rosquillas fritas, los buñuelos de bacalao, el potaje de garbanzos o las torrijas con leche son algunos de ellos.
Aquí os dejamos en unos sencillos pasos la preparación de una de las recetas más clásicas y tradicionales de la Semana Santa: leche frita con nueces.
Para empezar a realizar la leche frita es necesario preparar los siguientes ingredientes: 500 ml de leche, 100 g de azúcar, 75 g de harina, 60 g de nueces picadas, 1 cucharada de maicena, La piel de 1 limón, 1 cucharadita de mantequilla (para untar la fuente de horno), 1 palito de canela, 1 cucharadita de canela en polvo, 2 huevos, aceite de oliva, harina. Y para decorar azúcar y un poco de canela en polvo.
Una vez que tenemos listos todos los ingredientes, ponemos la leche en un recipiente hasta que llegue a ebullición y a continuación añadir el azúcar, la piel de limón y el palito de canela. Un pequeño truco es tapar la cacerola y la dejarla así durante 15 minutos. Transcurrido este tiempo se retira del fuego y se deja entibiar. Más tarde, batimos la leche reservada con la harina y la maicena y mezclamos bien. Agregamos la leche restante en hilo sin dejar de remover y calentamos de nuevo esta preparación a fuego muy lento durante 10 minutos sin dejar de remover. Finalmente se retira del fuego y pasamos la crema por un colador para retirar los grumos.
Y para darle un mayor sabor y aportarle un toque diferente, agregamos unas cuantas nueces picadas a la crema y removemos para que queden bien repartidas. Untamos una fuente rectangular de paredes bajas con la mantequilla y vertemos encima la crema. La dejamos enfriar cubierta con papel film para que repose en la nevera un mínimo de 6 horas. Finalmente, cortamos la leche cuajada en rectángulos, los pasamos por la harina restante y los huevos batidos y los freímos por tandas en una sartén con aceite bien caliente. Para terminar se posan sobre papel absorbente y se espolvorean con canela y azúcar.