Miriam Fernández y Fernán Archilla./ China era para nosotros la gran desconocida, y quizás por ese motivo, fue el país que más nos sorprendió. Esta nación puede presumir de albergar un montón de lugares fascinantes, con una variedad de paisajes increíble.
Uno de estos rincones son las terrazas de arroz de Longji, conocidas como “La Columna del Dragón”. Estas terrazas se remontan a hace más de 700 años, y fueron construidas durante la dinastía Yuan. No puedes dejar de asombrarte al pensar que el hombre haya podido «fabricar» un paisaje como este.
Nos establecemos en Ping’An, un pequeño pueblecito que, en cierto modo, nos recuerda al Pirineo. Las calles no están pavimentadas, sino que están hechas a base de peldaños de piedra. Allí habitan las etnias Zhuang y Yao.
Las casas son de madera y bambú, y nos llamó la atención la forma en la que están construida, apoyadas en troncos sobre bases de piedra. ¡Dista mucho de nuestra idea de seguridad!
Cerca del pueblecito se puede acceder a dos miradores, con los evocadores nombres de “Siete Estrellas rodean la Luna” y “Nueve Dragones y Cinco Tigres”. Ni que decir tiene que las vistas desde allí son alucinantes. Según la época del año del año los colores de las terrazas son diferentes. La primera vez que estuvimos allí era otoño, y ofrecían un bonito color dorado, en contraste con el color verde que presentaban cuando regresamos en verano.
Desde Ping’An hicimos un trekking hasta Dazai, otra población cercana. El camino continuamente nos obsequia con paisajes de ensueño.
Durante nuestro recorrido nos encontramos con las mujeres Yao. Estas mujeres pueden presumir de tener el pelo más largo del mundo, recogido en un característico moño. Sólo se lo cortan a los 16 años, momento en el que ya pueden buscar marido. Este moño se compone de tres partes: su pelo natural, el pelo que cortaron a los 16 años, y otro formado por los pelos que se les van cayendo diariamente y son recogidos.
Nos invitaron a comer a su casa, donde nos ofrecieron arroz blanco, verduras, un pescado, y lo mejor, una especie de patatas fritas dulces. Tras la comida, se quitaron el recogido y nos enseñaron su larga melena.
Otro de los atractivos de esta región es el “bamboo rice”, un delicioso arroz cocinado y servido en el interior de las cañas de bambú.
Como es habitual en nuestros viajes, quisimos dejar una huella de Zaragoza en nuestro paso por este fascinante lugar.