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Vecinos y emprendedores de Zaragoza convierten su tiempo en oro gracias al intercambio de servicios

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Fontanero./ Foto: Google.

Nerea Beatove./ Siempre se ha dicho, «el tiempo es oro», y más, cuando se trata de tiempos de crisis económica en la que cualquier pequeño gasto imprevisto, puede jugarnos una mala pasada. Lo cierto es que existe una alternativa al consumo clásico para hacer frente a esas necesidades cotidianas que a menudo podríamos pedir a nuestros amigos y familiares.

Unos 700 vecinos de Zaragoza ya forman parte de él. Se trata del Banco del Tiempo, una iniciativa de la Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza que funciona como una red vecinal de ayuda mutua para el intercambio de servicios en la que no media el dinero.

Servicios de electricidad, jardinería, idiomas, gestiones administrativas, clases de baile. En el Banco del Tiempo se ofertan y demandan todo tipo de servicios. Eva Peña, responsable de la gestión de intercambios en la FABZ explica que”se ofrecen más de 500 actividades y en cuanto a lo que más se demanda siempre destacan pequeñas manualidades y bricolaje, peluquería, que está empezando a subir, clases de idiomas también se nota muchísimo cuando se acercan los exámenes, masajes, temas de ordenador, etc”.

El funcionamiento es muy sencillo, todos los vecinos socios de la FABZ, pueden inscribirse gratuitamente en el Banco del Tiempo especificando qué servicios pueden ofrecer y acceder de esta forma a sus 10 horas de servicio iniciales. Es con esas horas con las que se van sumando o restando los minutos invertidos, que se detallan siempre a través de un cheque del tiempo, el cual se entrega posteriormente a la Asociación.

La Colaboradora
La Colaboradora./ Foto: La Colaboradora.

De esta forma, cualquier persona puede llamar a la Federación demandando su servicio y en ese momento, la organización se pone en contacto con la persona que puede ayudarle. Una iniciativa con la que la Federación de Barrios busca además de las ventajas que presenta la economía colaborativa, como la de ahorrar pequeños gastos, un acercamiento con el que “recuperar las relaciones de buena vecindad, fomentar la responsabilidad y ayudar a la eliminación de prejuicios”.

Una de las cosas que adquiere mayor importancia en el Banco del Tiempo es sin duda el hecho de darle el mismo valor a todas las actividades. Peña comenta que “tareas que tradicionalmente son más infravaloradas y que a su vez suelen ser las tareas más feminizadas como la limpieza o los cuidados, valen lo mismo que una asesoría, o  un servicio de informática”.

El Banco del Tiempo trata así de recuperar los favores entre vecinos,  sin dar cabida al intrusismo profesional o a la economía sumergida, ya que “bajo ningún concepto se pretende suplir necesidades que deben ser cubiertas por los Servicios Sociales o son responsabilidad de los Sistemas Públicos de Protección Social”

En este sentido,  el proyecto se basa en  la convicción de que en una sociedad más cohesionada, con unos barrios cuyos vecinos tienen relaciones cotidianas y cercanas de solidaridad, los derechos sociales son mejor comprendidos por los ciudadanos y, por lo tanto, respetados y defendidos en su totalidad, independientemente de cada situación personal.

Los vecinos participantes pueden, no solo ofrecer servicios puntuales sino también talleres grupales.  Este es el caso de Sonia Tolosana, una vecina del barrio del Arrabal, quien ha descubierto en estas actividades una buena forma de relacionarse con nuevas personas. “Me resultó interesante el poder dar algo de mi tiempo libre a los demás, algo que quisiera o quisieran saber o aprender sin que hubiese dinero de por medio”, comenta.

Tolosana ha realizado varios talleres en los que enseña a realizar distintos abalorios con cápsulas de café: broches, collares, y pendientes; aunque asegura haber solicitado también servicios de informática. “La experiencia para mi es buenísima, lo más positivo es que conoces gente nueva y puedes aprender de los demás”, afirma.

Sin embargo, el Banco del Tiempo no es la única opción con la que cuentan los zaragozanos para intercambiar su tiempo. Existe además una opción para todos aquellos emprendedores que gracias a ‘La Colaboradora’, de Zaragoza Activa, intercambian sus conocimientos en materias como marketing, redes sociales, fotografía, o diseño web con las que consiguen aliviar las carencias con las que se encuentran las nuevas empresas.

El único requisito de pago es intercambiar ideas, conocimiento y servicios un mínimo de 8 horas al mes.  Charlas, talleres, sesiones y asesorías inspiradoras complementan esta red que ayudan a la sostenibilidad de los proyectos.

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