Redacción. / La práctica unanimidad ha sido la nota predominante en el proceso administrativo y participativo que ha culminado con la declaración de Paisaje Protegido de la Sierra de Santo Domingo, en las Altas Cinco Villas. Casi 14.000 hectáreas -exactamente 13.773- se muestran a partir de ahora como un innegable recurso para una parte del norte de la provincia de Zaragoza cuya población se ha visto notablemente reducida en las últimas décadas.
Los tres alcaldes implicados en la declaración de Paisaje Protegido también tienen una opinión unánime, una opinión que apunta a que el ámbito natural en el que viven y trabajan a diario puede convertirse en el gran recurso que necesitaban para tomar un poco de aliento y ser más optimistas sobre el cariz de los años venideros.
De forma oficial, entre las tres poblaciones del área de influencia del nuevo Paisaje Protegido apenas alcanzan los 600 habitantes. En Luesia el censo es de 400 habitantes, 132 en Biel, y 32 en Longás. Las singularidades de la Sierra de Santo Domingo pueden propiciar estos pueblos de las Cinco Villas sean más visitados y, por tanto, conocidos. No cabe duda que la naturaleza y su observación tiene un público abundante.
“Se trata -afirma Pablo Munilla, director general de Conservación del Medio Natural del Gobierno de Aragón- de combinar la protección y el uso público de estos espacios naturales protegidos con la creación de riqueza en los núcleos en los que se integran estos espacios. Los beneficiarios de las inversiones han de ser el medio natural y los habitantes de este medio natural. Demostrar, en definitiva, que protección y actividad socio-económica son compatibles en el mismo ámbito”.
Así lo esperan los tres alcaldes. Jaime Lacosta (Luesia), José Luis Lasheras (Biel) y Jesús Mayayo (Longás) no disimulan su interés en que las inversiones lleguen lo antes posible. El Centro de Interpretación del propio Paisaje Protegido será una de las primeras y más visibles.
“Es un espacio protegido sobre el que no ha habido oposición –resume Francisco Jordán de Urriés, subdirector del Servicio Provincial de Medio Ambiente y buen conocedor de la zona, en la que ha trabajado 15 años como ingeniero de montes-. Ha sido un espacio protegido pedido y querido por la gente”. Jordán de Urriés adelantó a los alcaldes que ya están previstas las primeras partidas, en este mismo ejercicio de 2015, para señalización y mejora de pistas, e incidió en la importancia de que la ganadería tenga presencia en estos grandes espacios protegidos.
En un primer contacto del Gobierno de Aragón con los alcaldes para entrar en detalles sobre los próximos pasos, Pablo Munilla explicó que lo más inmediato tiene que ser la constitución del Patronato del Espacio Protegido, foro en el que se han de adoptar las primeras decisiones e iniciar, igualmente, la redacción del Plan de Uso y Gestión, que tendrá una vigencia de 10 años.
Tras un largo proceso
La Comunidad Autónoma de Aragón cuenta desde este mes con un nuevo Paisaje Protegido después de aprobarse mediante decreto, el pasado 8 de abril en Consejo de Gobierno, esta calificación para 9.639 hectáreas de la Sierra de Santo Domingo (más 4.095 de zona periférica de protección), una vez superado un largo trámite administrativo en el que han participado, entre otros organismos públicos y entidades, más de 50 asociaciones.
Las superficie protegida se reparte, teniendo en cuenta tanto el paisaje protegido como la zona periférica de protección, entre los términos municipales de Biel-Fuencalderas (5.706,63 hectáreas), Longás (3.753, 65 hectáreas), y Luesia (4.273,86 hectáreas).
El mismo Decreto regula los órganos de administración y gestión del nuevo Paisaje Protegido y apunta a la creación de un Patronato, órgano consultivo y de participación social que garantiza una representación equilibrada de las administraciones públicas y los intereses sociales implicados.
Se trata, en definitiva, de un espacio que constituye una zona de transición entre dos grandes unidades ecológicas y paisajísticas, el valle del Ebro y los Pirineos. Representa, a su vez, la continuidad como corredor ecológico a las sierras prepirenaicas: Guara y Caballera.