Cristina Pérez. / Entrevistamos a Pedro Santisteve, candidato a la alcaldía de Zaragoza por Zaragoza en Común, sobre sus aficiones y gustos personales para conocer a la persona que hay detrás del político.
– Todos de pequeños imaginamos nuestra profesión del futuro. ¿Usted siempre quiso dedicarse a la política?
– No, nunca. He dado muchos años clase en la Universidad y me sorprendía la gente que lo tenía tan claro en primero. Decidí ser abogado por exclusión. Y como yo no quería someterme a más exámenes ni oposiciones ni nada, con la experiencia de la Facultad de Derecho era suficiente, pues decidí hacerme abogado. Incluso mi idea en 1º de Derecho era hacerme obrero del Metal, por aquellos tiempos que se vivían. Mi interés por la política es más bien por la sociedad, por los semejantes y por cómo convivimos unos con otros. La palabra política hoy en día trae unas connotaciones muy negativas porque ha habido gente que se ha apropiado ese término en provecho personal o de sus partidos o de la utilización del estado en provecho propio, entonces yo no me siento cómodo con esa adjetivación aunque todos somos actores políticos. En cuanto a mis ideas políticas, me las forjé ya en el año 75 en pleno año de la muerte del Dictador, con lo cual el que no se forjara una idea política en aquella época es que no se enteraba del mundo en el que se encontraba. Yo venía de una familia que mi padre era de la mayoría silenciosa del Régimen. No había opiniones políticas porque estaba prohibido opinar y sobre todo los padres no opinaban no fuera a ser que los hijos nos buscáramos problemas.
– ¿Cómo se define como persona?
– Me defino como una persona normal y corriente que le ha tocado vivir unos momentos muy duros en su juventud con el fallecimiento de mis padres cuando yo era muy joven. Me lo he tenido que currar y siempre que he necesitado ayuda me la he encontrado sin necesidad de pedirla pero que mis comienzos han sido muy duros y me he movido en un terreno muy difícil. Podría definirme como un poco Quijote, una persona afable, amigo de mis amigos, muy social, necesito estar con gente.
– Una de las profesiones peor valoradas es la política ¿Qué puede aportar para cambiar este dato?
– Lo primero que puedo aportar es dejar de hablar de políticos en términos presidencialistas como si una persona pudiera cambiar el mundo. Yo soy el portavoz de un movimiento municipalista de base que comprende a gente en su mayoría no afiliada a partidos políticos pero también a su vez respaldada por muchos partidos políticos. Y eso en esta ciudad no se ha conseguido nunca reunir a tanta gente organizada y sin organizar y es un gesto de generosidad toda la gente que se ha encontrado en Zaragoza en Común. Si puedo encabezar esta opción la encabezo como uno más. Vamos a dejar de hablar aquí de tanto caudillismo, que sobra.
– ¿Cuál es su principal objetivo para mejorar Zaragoza?
– Nos tenemos que dar cuenta de que unas elecciones municipales no pueden cambiar la ciudad. Estamos en un contexto en el que el Ayuntamiento está muy condicionado por las políticas que se hacen desde el Estado central, las políticas económicas, la deuda… Me encantaría que fuera una ciudad más amable y, sobre todo, que se fijara en la gente más vulnerable de la estructura social. Estoy pensando desde los niños, las mujeres solas, los ancianos… La gente que está siendo objeto de desahucios, la gente que requiere becas de comedor. Todo esto es un tercio de la población y una ciudad sin atender a la gente más vulnerable en materia de derechos sociales no es una ciudad que tenga nada de lo que preciarse. Yo quiero una ciudad que tenga una convivencia pacífica pero porque tenga una base digna la gente que vive aquí.
– Cuando no hace política, ¿a qué se dedica en su tiempo libre?
– Me voy a buscar a mis amigos al barrio a tomarme una cañita o un vermut, quedo con la madre de mi hija y hago lo propio o me voy a casa a tumbarme en el sofá. Me gusta nadar, para mí irme a nadar no es solo un ejercicio físico sino que es un momento de exhalación espiritual porque el estar bajo el agua me permite o bien pensar o bien no pensar, que las dos cosas son buenas a veces.
– ¿Cuál es esa habilidad que nadie imaginaría que tiene?
– Ni idea. Mis habilidades son yo creo que sociales y comunicativas porque son las que más he practicado tanto en mi trabajo en la abogacía como en la Universidad. Poner de acuerdo a la gente o el saber estar a gusto con cualquier tipo de persona.
– Para formar parte del Gobierno municipal hay que conocer a fondo la ciudad ¿Cuál es su rincón favorito de Zaragoza?
– Pensando en mi infancia te podría decir el Jardín de Invierno, Parque Grande o Parque Labordeta, pero ahora te podría decir también toda la Ribera del Ebro, me encanta pasear por allí y también por el Parque de San Pablo. Mi sitio preferido de Zaragoza es el barrio en el que vivo, que es el Gancho. Es un sitio en el que vale la pena convivir por las gentes que hay y por la calidad humana que se respira.
– Si tuviera que quedarse con un plato típico de Zaragoza ¿Cuál sería?
– Con las borrajas.
– ¿Cómo definiría a los zaragozanos en 5 palabras?
– Es gente muy creativa, muy abierta, muy receptiva, muy endurecida por el ambiente, por el clima continental pero muy capaz de abrirse al mundo y de coger lo mejor que nos atraviesa.
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– El cómo los afectados por el IAI han conseguido frenar una reforma que empeora la situación mucho más y, lo positivo de todo esto, es que son los propios afectados los que abandonando su situación de humillación por un subsidio que nunca llega han asumido que la dignidad hay que defenderla por todos los frentes. También que la gente de Stop Desahucios están consiguiendo una obra social de pisos en los que poder desarrollar una asistencia digna para que todo el mundo tenga derecho a un piso. El sistema económico hoy en día no valora nada el ser humano y su dignidad y por ellos todas estas situaciones me enternecen.