Fernando Gracia:/ Polanski adaptó su “Tess”, con una etérea Nattasia Kinski; Michael Winterbottom hizo lo mismo con “Jude”, con Kate Winslet, y ahora nos llega la segunda adaptación de “Lejos del mundanal ruido”, hermoso título donde los haya.
Ya a finales de los sesenta se pudo ver –creo recordar que en la enorme pantalla del Fleta- la versión que dirigió John Schlesinger con un reparto estelar que contaba con Julie Christie, Terence Stamp, Alan Bates y Peter Finch. El recuerdo de esta película puede aún pertenecer en la memoria de los buenos aficionados, lo que resulta un arma de doble filo a la hora de analizar esta que ahora nos llega, firmada por Thomas Viterberg, otrora miembro del desaparecido grupo Dogma.
Para empezar, la nueva versión es menos larga que la anterior, lo que a mi modo de ver le sienta bien. En el aspecto interpretativo ya es cuestión de gustos. Carey Mulligan es sin duda una buena actriz, pero es difícil luchar contra la sombra de la Christie y su gracia etérea. Mathias Schoenaerts, joven prometedor que vimos recientemente en “Suite francesa”, así como Tom Sturridge están correctos, pero creo que solo Michael Sheen –recuérdenle interpretando a Tony Blair en “La reina”- se puede comparar a Peter Finch, defendiendo el papel de hombre maduro enamorado de la protagonista.
La trama, de corte folletinesco, está servida con elegancia y se sigue con interés hasta llegar a la hábil conclusión. No depara exceso de sorpresas pero en todo momento tiene ese buen tono habitual en el cine inglés cuando aborda temas de época.
El personaje femenino central es una especie de adelantada del feminismo, mujer independiente que no quiere someterse a nadie, aunque el desarrollo de su personalidad a veces está explicado sin excesivas sutilezas por aquello de aligerar el metraje de la obra original, mucho más larga.
Sin estar ante una película de gran calado sí supone un título lo suficiente interesante como para interesar al gran público, sobre todo a los que gusten de las historias pretéritas y a las ambientaciones cuidadas. En este caso podemos admirar bellas imágenes de la campiña inglesa, servidas en una excelente fotografía a la que acompaña una magnífica banda sonora, firmada por Craig Anderson, que bien podría contar para futuros premios internacionales.
Sin sorpresas pero con buen gusto, es un título perfectamente recomendable para aquellos que gustan de historias “más grandes que la vida”.
«Lejos del Mundanal Ruido»
FERNANDO GRACIA