Redacción:/ ¿La felicidad se estudia?, pues si, resulta que es uno de los cursos más populares de la reconocida Universidad de Harvard y versa sobre la felicidad y la manera de llegar a ella, es decir, como ser más feliz, nada más y nada menos. La clase, impartida por el profesor Tal Ben-Shahar, experto en Psicología Positiva, trata sobre la «ciencia de la felicidad» -como él mismo lo denomina-, centrándose en los aspectos psicológicos de una vida plena.
Entre los temas se incluyen la felicidad propiamente dicha, pero también autoestima, empatía, amistad, amor, logro, creatividad, espiritualidad y humor, entre otros. El profesor sostiene que se puede aprender a ser feliz, de la misma manera de uno puede aprender cualquier cosa como montar en bicicleta.
A través de su libro ‘Being Happy’ (‘Siendo Feliz’) y sus clases magistrales, esta corriente ha dado la vuelta al mundo bajo los principios extraídos de los estudios de Tal Ben-Shahar. Bajo el lema «no tienes que ser perfecto para llevar una vida más feliz», el profesor sostiene que la clave está en aceptar la vida tal y como es.
Básicamente, la filosofía del doctor Ben-Shahar reza así: «Si aprendemos a vivir para el presente y para el futuro al mismo tiempo, aprendemos a equilibrar nuestras necesidades personales inmediatas con nuestros objetivos a largo plazo, con lo que logramos disfrutar la vida como nunca antes lo habíamos hecho». Algo muy fácil de comunicar pero algo para algunos resulta muy difícil de llevar a la practica.
La felicidad no se trata de llegar a la cima de la montaña, ni es sobre la escalada sin rumbo alrededor de la montaña: la felicidad es la experiencia de la escalada hacia la cima» – Tal Ben-Shahar
Estos son algunos de los consejos del profesor Ben-Shahar para ser más feliz:
1. Hacerse preguntas concretas sobre qué actitudes y acciones nos harán más felices frecuentemente. No basta con pensar que lo sabemos, hay que preguntárselo a uno mismo, pues esto ayudará a fomentar nuestra conciencia sobre qué es lo que nos importa.
2. Es importante aprender a distinguir lo que contribuirá a nuestra felicidad de lo que pensamos que lo hará, pero nos equivocamos. Aquello que nos conduce a la felicidad debe ser positivo tanto para el presente como para el futuro. De lo contrario, no estará contribuyendo realmente a aumentar nuestra felicidad, solo dará la sensación de que lo hace. Para ilustrar esta premisa, el profesor pone el ejemplo de una hamburguesa poco sana pero muy apetitosa. Ésta aportará placer inmediato, pero a largo plazo produce el efecto opuesto en nuestros sentimientos. Lo mismo ocurre al contrario, con una muy sana pero nada apetecible hamburguesa, que a corto plazo no nos resulta placentera pero a largo plazo si. El profesor sostiene que mucha gente oscila durante toda la su vida entre estas dos opciones, sin darse cuenta de que hay formas de que hay cosas que pueden aportarles felicidad tanto a corto como a largo plazo al mismo tiempo.
3. Entender que la felicidad no es una finalidad, más bien es algo en lo que trabajar cada día. La felicidad es el viaje en sí, no el destino.
4. Aprender a incluir pequeños placeres en nuestra vida. Es decir, pequeñas cosas con las que disfrutamos y que contribuyen a que nuestra vida sea más plena. Puede ser cosas como almorzar con la pareja, darse un baño de vez en cuando o sacar tiempo para dedicar a algún pasatiempo que nos guste, por ejemplo.
5. El doctor Ben-Shahar sostiene que coger el hábito de analizar las cosas buenas cada día es un buen ritual que hay que poner en práctica. Él asegura que desde el 19 de septiembre de 1999, cada noche escribe en un diario 5 cosas por las que está agradecido ese día. Sostiene que esto ayuda a focalizar nuestra atención en lo positivo, y nos recuerda que aunque haya cosas que nos disgusten, siempre hay otras por las que estar agradecido.
6. Otro truco que propone es que nos imaginemos a nosotros mismos con 110 años. Plantearse qué le diríamos a nuestro ‘joven yo’ ayuda a ver las cosas -sobre todo los problemas- con perspectiva y a diferenciar lo importante de lo banal.
7. Hay que permitirse sentir todos los tipos de emociones, incluso el miedo, la ansiedad o la tristeza. El profesor advierte del peligro para aquellas personas que buscan alcanzar una felicidad constante, pues asegura que «no es una meta razonable, y solo guía hacia la decepción.
8. Simplificar es básico. Debemos identificar lo que es más importante para nosotros y centrarnos en ello. A veces, cuando tratamos de abarcar demasiado, perdemos de vista el hecho de disfrutar cuando hacemos las cosas, lo que termina por inhibir nuestra capacidad para disfrutar al cien por cien de las actividades en las que participamos.
¿Difícil?, todo radica en la practica de esta «filosofía» llevada a su limite más lógico y siendo muy consciente de ello. mirándolo así no resulta tan complicado y el resultado puede ser muy satisfactorio personalmente y para los que te rodean.