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Resumen de la sexta edición del Slap! festival

 James Carter y su colección de saxofones.
James Carter y su colección de saxofones.

Redacción :/ Slap! Festival ha cerrado sus puertas con un balance muy positivo en cuanto a la calidad de los conciertos y al ambiente que se ha vivido durante ayer y hoy, en las instalaciones del camping de Zaragoza. El festival dedicado a las música contemporáneas afroamericanas sigue consolidando una audiencia cada vez más fiel y entregada a su carácter único. Esta edición, a diferencia de la del año pasado, se ha concentrado en dos días en lugar de tres, sin embargo, el número de bandas no se ha reducido, más bien al contrario. “Queríamos concentrar más los conciertos, convirtiendo Slap! en un festival que también se pudiera disfrutar de día”, dice Víctor Domínguez, director del festival.

Debido a esa condensación de las actuaciones, los horarios de la edición que ahora termina se han ampliado, con un total de 14 conciertos celebrados entre las 12 de mediodía y las 21 horas, tanto del sábado como del domingo. Esto ha favorecido que hasta Slap! Festival se acercara un público más diverso, con gente de todas las edades. Para que esto fuera posible, se instalaron dos escenarios a ambos lados de la piscina que se convirtió, durante las horas de más calor, en el “palco de honor” para escuchar los conciertos diurnos.

Entre las más de 20 bandas había también representación local como el grupo de trance-rock Picore, que congregó a un buen número de incondicionales el sábado a mediodía, a pesar del intenso calor, o los también zaragozanos The Faith Keerpers que hicieron bailar hasta la extenuación a un entregado público, el sábado por la noche en el Anfiteatro Slap!.

Durante la jornada del sábado, por el escenario que la sala de conciertos La Ley Seca instaló junto a la piscina, pasaron grupos como U.S. Rails con su blues sureño, o Dead Broncos que hicieron bailar hasta a los más pequeños con su rockabilly trepidante. Astrid Jones and the Blu Flaps repartió soul directo al corazón en el escenario de enfrente, montado por la revista de música negra Enlace Funk, y cerró el programa diurno del sábado la formación Power to the People, un grupo de soul con un directo desbordante, protagonizado por los instrumentos de metal y por su cantante, un auténtico agitador de masas que prendió la mecha de una fiesta que no cesó casi hasta el amanecer.

Sin apenas tiempo de tomar aliento, el público fue trasladándose al Anfiteatro Slap!, donde, entre árboles y bajo la luna, ya sonaban los elegantes acordes de la guitarra del genuino Luke WInsllow-King, todo un gentleman del blues sureño que cautivó al público. Otros zaragozanos tomaron el relevo al americano, Irregular Roots, un grupo de reggae maño difícil de distinguir del más auténtico de Jamaica. Tras ellos, los explosivos The Faith Keepers dieron paso a otro gigante del soul llegado desde EE.UU., Sonny Knight y sus trajeados Lakers. El americano dio un espectáculo único cargado de soul y de interacciones constantes con un público convertido en devoto. Los franceses Fanga fueron los encargados de finalizar las actuaciones del sábado noche, con una demostración de destreza instrumental y vocal en el arte del afrobeat, estilo que mezcla funk, jazz y highlife con sonidos africanos.
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La jornada del domingo no ha dado tregua en cuanto al calor se refiere, pero eso no ha impedido que los “slaperos” disfrutaran con cada una de las actuaciones programadas. Mientras desde el Food Truck de Slap! se repartía “rancho” popular a una larga fila de comensales, sonaba en el escenario la tabla de lavar, un utensilio cotidiano convertido en instrumento en Nueva Orleans. A continuación, The Fractal Sounds ambientaban la sobremesa con su sonido de fusión electrónica.

El plato fuerte llegaba con el genial James Carter y su colección de saxofones. El músico, acompañado por su organista y su batería, han regalado a los asistentes un concierto antológico, bajo un sol de justicia. Su maestría al instrumento y su simpatía han conquistado a la gente de todas las edades. Tras Carter, y cambiando totalmente de tercio, ha llegado el turno del grupo de Kansas Moreland & Arbuckle, energía pura que sale de una guitarra fabricada con una caja de puros, una armónica y una batería.

Para terminar una edición en la que el sol y el soul han sido los protagonistas indiscutibles, los mexicanos Troker han ofrecido un fin de fiesta trepidante, con los instrumentos de viento y constantes guiños al público y a las personas que hacen posible este festival. Por todos estos motivos, la organización hace un balance muy positivo de una edición que ha sido más diurna, más diversa tanto en lo musical como en su público y de una calidad incuestionable.

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