Redacción./ Dos mil años después de que los romanos construyeran algunos de los arcos más celebrados de la historia, una de sus antiguas ciudades le dio origen a una nueva hazaña de la ingeniería, el Puente del Tercer Milenio, en Zaragoza, anteriormente el puerto fluvial romano de Caesaraugusta que prestaba servicio al Valle de Ebro de España.
Es una obra maestra realizada por el arquitecto Juan José Arenas, implicó una hazaña única de la ingeniería hidráulica de la ciudad y uno de los puentes más asombrosos del mundo, con su estructura elegante y compleja encabezada por un arco de cuerda de arco de hormigón. Construido sobre el río Ebro en la nueva Ronda del Rabal, que integra en la ciudad la margen izquierda del río en el entorno del Meandro Ranillas, conectando los barrios de La Almozara y del Actur.
Está constituido por 6 carriles de circulación de automóviles, 2 carriles para bicicletas y 2 paseos peatonales acristalados. Desde el arco y para soportar el tablero se distribuyen dos familias de 32 péndolas o cables (64 péndolas en total) soportando cada una de ellas una tensión aproximada de 300 Tn. Las péndolas separan en el tablero del puente los viales (automóviles y bicicletas) de los paseos (peatones). Los paseos están cubiertos por estructuras metálicas curvas acristaladas que protegen a los peatones de las inclemencias meteorológicas.