Marcos Díaz. / El territorio aragonés cuenta con un legado patrimonial amplísimo y variado en el que se pueden encontrar diversos espacios de gran valor histórico y artístico. Sin embargo, no siempre están lo suficientemente protegidos, encontrándose un buen número de ellos en peligro.
Es por ello que el 8 de mayo de 1996 nació Apudepa (Acción pública para la defensa del patrimonio aragonés) con el fin de velar por los elementos patrimoniales que pudieran encontrarse en riesgo de desaparición y hacer partícipe a la sociedad civil de estos hechos. El caso de la azucarera de Épila, uno de los bienes más importantes del patrimonio industrial de Aragón, fue el catalizador para que un grupo de profesores de la Universidad de Zaragoza decidieran crear esta asociación. Entre ellos que se contaba con la actual vicepresidenta de Apudepa, Belén Boloqui, y también con el que fue Justicia de Aragón, Emilio Gastón, buscando desde el principio la participación de todos los sectores de la sociedad.
En la actualidad, la conforman cerca de 180 miembros, entre los que se cuentan personas y asociaciones, y sigue velando por la conservación del patrimonio aragonés, caracterizándose por su “independencia”, como así afirma Carlos Bitrian, presidente de la entidad, ya que esta “no recibe ni subvenciones ni donaciones más allá de las cuotas de los socios”. La defensa del patrimonio desde una visión crítica y sus consecuencias sociales son otros de los rasgos característicos de este grupo.
La conservación del Palacio de los condes de Argiño, en Sabiñán, o de la fachada del Palacio de Villahermosa, en Huesca, son algunos de los logros de Apudepa, al que se suman otros elementos de gran importancia como la estación de Cranfranc. En este caso, estaba proyectada “la destrucción de la cubierta histórica y la sustitución por una nueva, que además implicaba el levantamiento de un piso más”, como así sostiene el presidente de esta asociación, añadiendo que “aquello se logró evitar. El juzgado nos dio la razón en el mantenimiento de la estructura histórica, lo que consideramos un éxito importante”.
Pero la lucha de Apudepa sigue vigente en la actualidad con algunos casos todavía por definir, como sucede con la fundición Averly, en Zaragoza, o la destrucción de la cueva de Chaves, en Huesca. Este último se encuentra en un proceso penal “que ha requerido mucho esfuerzo hasta que se ha conseguido que se imputase al responsable, ya que se encontraba oculto tras una red societaria bastante compleja”, matiza Bitrián. La defensa de la Cartuja de Las Fuentes, en Sariñena, es otra de las causas abiertas, en la que esta asociación coordinó un grupo de trabajo para ello. No obstante, Bitrián señala que hay otros casos “más modestos” por los que Apudepa siente preocupación, como son el castillo de Novallas, dada la indefensión en la que se encuentran estos elementos del medio rural al contar con menos herramientas en los núcleos pequeños para defenderlos.
Una de las vías principales de Apudepa para lograr la defensa del patrimonio radica en la llamada de atención a las instituciones políticas sobre la necesidad de protegerlo. En este campo, desde la asociación han trasladado a los partidos políticos lo que consideran prioritario en la cuestión del patrimonio, “como la reforma completa de toda la estructura administrativa que se ocupa del patrimonio cultural”, sentencia Bitrián, que recuerda que la asociación “participó muy de cerca en la Ley del Patrimonio del año 99 y en la elaboración del Estatuto de Autonomía de Aragón, en la que logramos que el patrimonio figurase de una manera más destacada de la que aparecía en el borrador”.
La concienciación y difusión de la importancia del patrimonio es otra de las facetas de Apudepa, destacando la importancia de la pedagogía en este campo, donde realizaron varios cursos. “Intentamos hacer un trabajo de concienciación o de difusión de la importancia del patrimonio cultural en todos los ámbitos. Lo hacemos en la medida de nuestras posibilidades, queremos integrar de patrimonio todas las facetas, desde la educación hasta la gestión urbanística”, afirma Bitrián, que define al patrimonio como “el escenario en el que discurren nuestras vidas, más que una colección de grandes monumentos aislados”.
La importancia de conservar el patrimonio va más allá de la riqueza económica que pueda aportar a una comunidad. Es por ello que iniciativas como Apudepa son elementos necesarios y deseables en un contexto donde, a veces, las instituciones políticas descuidan estos aspectos.