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Ramón Cabrera “El Tigre del Maestrazgo” (1)

Ramón Cabrera, el Tigre del Maestrazgo
Ramón Cabrera, el Tigre del Maestrazgo

Diego Medina Ruiz:/   Sus orígenes: La ciudad de Tortosa vio nacer el 27 de Diciembre de 1806 a Ramón Cabrera i Griñó. Su padre, José Cabrera se dedicaba al transporte de mercancías en barco y su madre, María Griñó era hija de un cerrajero. Enviudó en 1812, cuando Ramón tenía seis años y en 1818 se casó por segunda vez con otro patrón de barco, Felipe Calderó.

Todo parecía indicar que el joven Ramón se dedicaría al mismo oficio que su padre y padrastro pero a través de unos familiares surgió la posibilidad de obtener unos beneficios eclesiásticos, de modo que, recibió una educación muy superior a los jóvenes de su edad que le proporcionaron una cualificación intelectual de la que con posterioridad hizo valer a la hora de ascender en el movimiento Carlista.

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Su formación era muy superior a la mayoría, por lo que pudo acceder a un puesto de secretario de los altos mandos. Cuando la plana mayor quedó descabezada (Hervés, Carlos Victoria) el estátus social como eclesástico del que gozaba Cabrera ayudó a su vez a reforzar su posición en las altas esferas. Aunque, a diferencia de los dirigentes Marcoval, Forcadell o Carnicer, no tenía conocimientos militares y tácticos, Ramón

Juventud e ingreso en las tropas carlistas: Tras tres años de estudios recibió la aprobación para comenzar a disfrutar dichos beneficios. Sin embargo, un veinteañero Cabrera estaba más inclinado por el tresillo y la diversión que por su carrera eclesiástica, para preocupación de su madre.

Esta vida disoluta le pasó factura. La muerte de Fernando VII y el inicio del conflicto le pillaron con la negativa del obispo Victor Sáez al subdiaconado y la orden de exiliarse a Barcelona dada por el gobierno de Cea Bermúdez. Ambos desconfiaban de un aspirante a cura libertino. Pero Ramón Cabrera no llegó a la ciudad condal, a mitad camino se dirigió a Morella y allí se alistó en las filas carlistas.

Los historiadores que han estudiado la biografía del Tigre del Maestrazgo señalan tres causas lógicas por las que se inclinó por el Carlismo y su defensa del Antiguo Régimen. La primera es a razón de su educación eclesiástica, la segunda y unida a la anterior, la concepción de la Iglesia unida a la Monarquía y la tercera y última es debida al peligro que correrían sus rentas del beneficio eclesiástico con el cambio de régimen. El mundo que había conocido se desmoronaba.

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Juzgó importante cumplir siempre con los soldados (en épocas de trabajo en el campo muchos volvian a sus pueblos) por lo que organizó un sistema de recaudación de dinero y recursos para las tropas. También cuidó de su equipamiento, de fabricar munición y tener un hospital para los heridos.

Ascenso vertiginoso: Su formación era muy superior a la mayoría, por lo que pudo acceder a un puesto de secretario de los altos mandos. Cuando la plana mayor quedó descabezada (Hervés, Carlos Victoria) el estátus social como eclesástico del que gozaba Cabrera ayudó a su vez a reforzar su posición en las altas esferas. Aunque, a diferencia de los dirigentes Marcoval, Forcadell o Carnicer, no tenía conocimientos militares y tácticos, Ramón Cabrera aprendió pronto.

Joaquín Carnicer era un brigadier nacido el Alcañiz y contaba con mucha experiencia. Sin embargo, sus acciones no iban más allá de los valles del Matarranya, Guadalope y el Maestrazgo, zonas que conocía bien y en donde recibía apoyo. Fuera de ese ámbito, sus derrotas fueron sonadas. Así que en esta tesitura, Cabrerá decidió que ya había aprendido lo suficiente y, disfrazado de arriero, marchó por su cuenta y riesgo a Zúñiga (Navarra) con la intención de entrevistarse con el pretendiente D. Carlos y exponerle su opinión de cómo mejorar la situación de las tropas aragonesas.

Al Pretendiente le causó muy buena impresión y mandó llamar a Joaquín Carnicer. Este fue el momento en el que Ramón Cabrera sustituyó como jefe de las tropas carlistas de Aragón y Valencia al aragonés porque en Miranda de Ebro fue descubierto y pasado por las armas. Aunque la delación provino de las tropas carlistas, no se ha demostrado si fue Cabrera. No obstante, Carnicer fue fácilmente reconocido porque tenía un gran lunar en la mejilla.

En honor a Cabrera, hay que señalar que su ascenso también fue por méritos propios. El ministro carlista de la guerra, el Conde de Villemur, reparó en él y le nombró Comandante General interino del Bajo Aragón en 1935. Se le dio via libre a su genio organizativo.

Para comenzar, acabó con el sistema de ataques sólo para conseguir recursos y crear inestabilidad. Su objetivo era consolidarse en el territorio e ir más allá y para ello, era menester crear un ejército regular, con su estructura en batallones y escuadrones.

En segundo lugar, juzgó importante cumplir siempre con los soldados (en épocas de trabajo en el campo muchos volvian a sus pueblos) por lo que organizó un sistema de recaudación de dinero y recursos para las tropas. También cuidó de su equipamiento, de fabricar munición y tener un hospital para los heridos.
El Tigre del Maestrazgo había nacido.

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