Beatriz Santron./ Desde aquí quiero agradecer a todos nuestros compañeros de Rescates, Julia, Bea, María, Oscar, Yolanda, Laura, Diego, Leticia, Miguel Ángel, Vanesa, Irene y Esther, y muchos más, que no dudan en acudir donde se les necesita, de hacer guardias eternas, de estar horas sin comer, sin moverse, de meterse por lugares que nadie imaginaría, de llenarse de pulgas y garrapatas, de meterse en el agua hasta las rodillas (no olvidemos las últimas riadas del Ebro), de llevarse arañazos o mordiscos para poder salvar una vida, ellos hacen posible que muchos corazones de cuatro patas vuelvan a latir.
Sin ellos Pinto habría muerto.
Julia, nuestra compañera de Rescates recibió una llamada desesperada de Lourdes desde Épila, le dijo que había encontrado un galgo tirado en el suelo sin poder caminar y se lo había llevado a su casa. Se puso en marcha el operativo de Rescates, Julia localizó a un veterinario de allí, Alejandro, le pidió el favor de que se acercase a casa de Lourdes y le diese un primer diagnóstico, enviándole las fotos de su estado.
Estaba encorvado, pesaba sólo 15 kgs y no podía levantarse porque tenía las patas traseras atrofiadas, creían que tenía una lesión medular y nunca volvería a caminar.
Al ver el estado crítico del animal, Zarpa decidió hacerse cargo de él, se llamaría Pinto. Lo ingresaron durante dos días, su estado se debía a que había estado mucho tiempo en una jaula sin moverse y no tenía musculatura en las patas para poder levantarse y mucho menos para caminar.
Con la ayuda de Lourdes, que fue su casa de acogida durante dos semanas, y de sus potajes y cuidados, Pinto empezó a coger peso. Cada día que pasaba iba ganando fuerza en sus patas, finalmente se levantó y comenzó a caminar.
Julia y Bea nunca olvidarán como lloraron de emoción al verle dar sus primeros pasos.
Después apareció Noa, un ángel de dos patas que se enamoró de Pinto, siendo su casa de acogida, y junto a su hijo Romeo, le mimó, cuidó y ayudó en su recuperación definitiva. Su amor por Pinto era tan fuerte que decidió adoptarle, y a fuerza de tesón, paciencia y mucho cariño ha conseguido que Pinto, que ahora se llama Fuego, sea un perro feliz y estable de 45 kgs., que comparte su vida con una compañera maravillosa de cuatro patas que se llama Lluvia, con la que corre y juega sin parar.
Pero todo esto no hubiera sido posible sin Lourdes, la persona que no miró hacia otro lado y llamó a Zarpa pidiendo ayuda, ni sin Alejandro, el Veterinario que tanto nos ayudó, y sobre todo sin la ayuda de nuestras compañeras de Rescates, desde aquí gracias y lametones de parte de nuestros peludos.
Gracias porque sin vosotros nada de esto sería posible.