Elena Lechón y Beatriz Sastrón./ Año tras año la misma estampa unos días antes de esta fecha: enaguas, delantales, medias, jubones, mantones, etc., haciendo pruebas con la esperanza de mi madre de que todavía sirviese lo del año anterior. Iba pasando el rato, los últimos retoques a la ropa, moños, lazos, una pincelada de colorete, y flores, claveles, sobre todo claveles para nuestra Virgen del Pilar.
Ahora, aunque han pasado unos cuantos años, se repite la escena pero ahora en mi casa, ahora soy yo la que hace las pruebas de la ropa con la esperanza de todo sirva, sobre todo a la pequeña que no para de crecer.
La mañana empieza temprano, con emoción más que nervios, y cuando por fin está colocada la última horquilla, y le colocamos bien el cachirulo al hombre de la casa, salimos a la calle, orgullosos de ser aragoneses, zaragozanos a llevarle flores a la Virgen del Pilar.
Este año ha sido más especial si cabe, hemos ofrendado la familia zarposa unida, humanos y peludos, emocionados y contentos hemos llevado nuestra ofrenda a la Virgen del Pilar, hermosa experiencia que esperamos seguir repitiendo y compartiendo año tras año.
Y una vez más entre todos se ha demostrado que querer es poder, que entre todos los objetivos se cumplen: hemos tenido centro de flores, estandarte, pegatinas, identificativo para los perricos, etc., gracias, gracias, por un día tan especial.
Esta es la pregunta más habitual los días previos a las Fiestas del Pilar y hasta hace poco ni siquiera me había planteado decir que sí pero hace más de un año que entré en Zarpa y muchas cosas pueden cambiar…
Hace unas semanas se planteó la posibilidad de salir por primera vez en la Ofrenda ZARPA como Asociación, la maquinaria y sus engranajes comenzaron a moverse, la pasión de mis amigas zarposas, su entusiasmo y cariño me metió el gusanillo de salir en la ofrenda, la pregunta clave fue : ¿ Y no lo vas a hacer por Zarpa?
Pero yo nunca había salido en la Ofrenda, ni siquiera tenía vestido, el caso es que tenía dudas, pero ahí entró en juego mi familia, un nuevo engranaje perfectamente engrasado que convirtió mis deseos en realidad, “¿Por qué no te pones el traje de Mari?” “Si no te pones el mantón te regalo uno” “Claro que sí ponte mi traje” “Pero si está en Madrid… y si no me vale? Mira que tiene más de 28 años?” “No seas tonta te quedará perfecto, estarás guapísima… “ Serás la más guapa de la ofrenda” “ Tú no te preocupes cielo que yo te lo mando por mensajero”..
Y a partir de ese momento las prisas. Probarse el traje y comprobar que te está bien es un alivio, verte reflejada en el espejo después de tantos años te trae a la memoria las fiestas del Pilar con los que ya no están y llevas en el corazón. Que me regalen mi hermana Mónica y mi marido Luis lo que me faltaba, el mantón, las medias y las alpargatas es un lujo y una suerte.
No olvidemos que el despliegue desde Madrid para que esto sea posible tiene dos nombres: mi hermana María cediéndome su traje y con sus maravillosos consejos con lo que estaría más cómoda y mi tía Sole, que no dudó un momento en enviármelo con mimo y celo para que llegase perfecto.
Y ahora sé lo que sienten tantas personas los días previos a la Ofrenda, los nervios, la emoción de llevarle flores a la Pilarica, compartir horas de espera, cantos y jotas, mimos y lametones de nuestros zarposos.
No olvidemos que fueron los corazones de nuestros zarposos, junto a los nuestros, los que entregaron las flores a nuestra Pilarica.
Gracias a todos por hacerlo posible.