Zaragoza Buenas Noticias

Fernando Trueba: no lo entiendo

claquetaJosian Pastor./  Mi nombre es François Truffaut, soy director de cine y me van a entregar un premio a mi carrera cinematográfica en el Ministerio francés de cultura. Un premio con un montante económico y diploma. Lo recogeré, porque soy así de respetuosos, y diré públicamente que no me he sentido francés ni cinco minutos en toda mi vida. Frente al ministro, autoridades y  todos los franceses que me vean por televisión. Soy libre y digo lo que quiero. Confío en la igualdad, la justicia y la fraternidad, pero cuando los republicanos españoles en su guerra civil huyeron a Francia, los metimos en campos de concentración como ratas. Saqueamos con Napoleón media Europa y me siento ofendido con mi patria.

Mi nombre es John Ford, soy norteamericano y nunca me he sentido orgulloso de ser norteamericano ni cinco minutos en mi vida. Voy a ser homenajeado con un reconocido premio a toda mi carrera y el senador John Kerry va a ser el encargado de dármelo en mano. Me han dicho que el presidente Obama va a seguir el acto por medio de la televisión. Parece que todo el país está orgulloso de mí y de mi trabajo. Cogeré el premio económico (puesto que me viene muy bien) pero delante de todo el mundo, que sé me adora, diré que no me he sentido norteamericano ni cinco minutos. Que el verdadero holocausto fue el hacer desaparecer a las tribus de indios norteamericanos en favor del hombre blanco, que EE.UU. es un asesino despiadado en todas las guerras donde participa y que la libertad de expresión es una herramienta para los ignorantes.

Mi nombre es Fernando Trueba, he nacido en España, me he criado en este país que lamentablemente no se llama Francia ni Inglaterra ni Noruega ni EE.UU. y he cumplido mi sueño, que es ser director de cine en este país sin recursos. Tengo la mayor parte de mis amigos en España y ahora voy a recoger un premio  de reconocimiento a toda mi carrera cinematográfica que me entrega el Ministro de Cultura del Gobierno de España.

Fiel a mis convicciones políticas cogeré el premio económico, puesto que me viene muy bien y el diploma acreditativo, pero diré ante toda España que no me he sentido español ni cinco minutos en toda mi vida. Luego, me iré a cenar chuletón con mis amigos con el dinero público de mi premio. Un chuletón español, con vino español del bueno, quizás un Ribera del Duero, y comentaré a mis otros amigos directores de cine de todo el mundo que por qué ellos no hacen lo mismo que yo en sus respectivos países, con lo fácil que es hacerlo en España, por lo visto adalid de las libertades.

España se diluye. Ya ni siquiera «El día de todos los santos» es el día de todos los santos. Es el día de Halloween. Fiesta importada y que ha arraigado de forma espectacular debido al cine.

Los Reyes Magos han dado paso al Papá Noel nórdico que ahora se llama Santa Claus. Otra fiesta norteamericana importada. En un principio este bonachón barbiblanco iba vestido de verde pero Coca Cola, siempre ojo avizor, se encargó de mimetizarlo con su rojo corporativo hasta el día de hoy.

De la fiesta de los toros mejor ni hablar. En un futuro no muy lejano tendremos que ir a Francia a ver corridas de toros. Y en un par de siglos, los toros serán un espectáculo meramente francés que protegerán con su bandera.

Ya pasó con el idioma de signos para sordos. Fue inventado por Juan Pablo Bonet, aragonés de pro, idioma que pasó desapercibido y que fue copiado por americanos y franceses creando éstos las primeras escuelas para sordos del mundo. Ahora ha pasado a llamarse Idioma francés de signos.

¿Qué es para España ser moderno? ¿Dejar de tener identidad? Pasar a ser un país más de una Europa dependiente de EE.UU?

¡Un país sin ejército, dicen algunos! Como si este mundo fuera «Alicia en el país de las maravillas»… ¿Alguien se imagina el futuro de España sin ejército? Voy más allá, ¿Y una Europa sin ejército?

¿Cómo alguien dice no sentirse del lugar donde ha nacido?

Y ya no digo España, sino de su pueblo o ciudad.

Si así fuera las biografías habrían perdido todo valor. «Se cree que nació aquí pero no es de aquí. Es de allá, pero se cansó de allá y ahora es de acullá…»

¿Por qué la mayoría de los emigrantes desean volver a su país en ruinas, generalmente bombardeado y saqueado, y ser enterrados en su tierra natal, aún cuando han sido echados a patadas?

¿Qué sentido tiene esto? ¿Será que un país no es sólo una ideología?

Aquí, un hombre en paro sin expectativas laborales a la vista, con dificultades para pasar el mes, a punto de ser desahuciado por ladrones de guante blanco tampoco entiende cómo es posible que esté pasando lo que está pasando en este país. Con sus políticos usureros, con los derechos de los ciudadanos pisoteados, con las cárceles vacías de ladrones…

Soy crítico con lo malo de mi país, pero no me despojo de él. También lo quiero en su justa medida.

Son los que vienen de fuera los verdaderos patriotas ahora mismo. Los que llevan su nueva bandera en el corazón. Una de tantas, por cierto, siendo los mismos españoles, moribundos de patria, los que indudablemente moriremos y dejaremos paso a los siguientes, que modificaran sus leyes a su antojo y escribirán la historia de nuevo. Al fin de cuentas será su país.

¡Cómo un país tan antiguo y desprestigiado como España ha podido perdurar tanto en el tiempo sin ser destruido por sus enemigos e incluso por sus mismos ciudadanos y comunidades?

Guerras civiles, de sucesión, dictaduras… ¡Y aún estamos vivos!

Todavía somos eso que algunos llaman despectivamente «España».

Desde mi humilde y limitada opinión: no lo entiendo.

Fernando Trueba: no lo entiendo.

Josian Pastor

 

 

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *