Francisco Javier Aguirre./ Montaje dinámico, impecable y lleno de significados, con dos protagonistas del máximo nivel, Mariano Anós como Max Estrella (además de un epílogo como el marqués de Bradomín), y Santiago Meléndez, como don Latino de Hispalis, sin que les fueran a la zaga el resto de los actores, desdoblados con agilidad y precisión en los múltiples personajes de la obra.
La música original de Miguel Angel Remiro realzaba el contenido de las escenas. Cada uno de los aspectos atendidos por el equipo técnico resultó de gran eficacia, justificando la enorme acogida que este montaje ha recibido durante sus ocho años de gira por los escenarios del mundo, con más de 250 representaciones.
Decía que Valle-Inclán es uno de nuestros dramaturgos inmortales porque su retrato de una situación enmarcada a comienzos del siglo XX, tiene una vigencia universal. La obra no se estrenó en España hasta 1970 (lo hizo antes en Francia en 1963), lo que resulta comprensible si consideramos que al no dejar títere con cabeza en su momento, nadie se atreviera a enfrentarse a los políticos de turno.
Al cabo de casi un siglo, esta visión sarcástica de la sociedad española es extrapolable en muchos de sus aspectos, aunque hayan variado los ambientes bohemios, muy sofisticados y desnaturalizados en la actualidad. Pero el trasfondo social, a niveles populares, es fácilmente reconocible.
Una de las riquezas destacadas del texto en sí es el lenguaje, crudo, inmediato, irónico, innovador, a veces tan brutal como la propia realidad que retrata. Luces de bohemia representa, además, el tránsito del autor del modernismo al esperpento, con el que consigue una voz propia desde la que fustiga a sus antiguos correligionarios. Esta distorsión exagerada de la sociedad y del Madrid de su tiempo puede trasladarse con facilidad, salvando las distancias tecnológicas, al mundo globalizado que trasciende la taberna de Picalagartos, uno de los centros neurálgicos de la pieza, que en la actualidad podría ubicarse en múltiples localizaciones.
Francisco Javier Aguirre