ZBN./ Desde el punto de vista artístico, es de destacar que esta obra es producto de la colaboración entre dos profesionales muy importantes tanto en el ámbito local como en el nacional: el arquitecto Ricardo Magdalena Tabuenca, autor del basamento de piedra concebido en dos cuerpos, el inferior octogonal a modo de torreón militar y el superior cilíndrico y con remate almenado, claramente inspirado en el monumento a la reina María Cristina de Madrid realizado por Mariano Benlliure en 1889 y cuyo pedestal fue diseñado por el arquitecto Miguel Aguado, y el escultor Agustín Querol, artífice del grupo escultórico. La casa catalana Masriera y Campis se encargó de la fundición del grupo escultórico y la empresa Maquinaria y Metalurgia Aragonesa de la verja de hierro fundido que rodea todavía hoy el conjunto y que también fue diseñada por el arquitecto Magdalena.
El monumento representa certeramente los valores difundidos por el nacionalismo español conservador hacia fines del siglo XIX que sitúan el catolicismo en el centro de la las esencias patrias, a la vez que propone y simboliza la identidad de la propia ciudad de Zaragoza, elaborada sobre el martirio de sus cristianos contra Roma y la heroica defensa de sus ciudadanos contra las tropas francesas de Napoleón.
No más de 500 metros separan los dos conjuntos monumentales mas significativos y centrales del mobiliario urbano zaragozano, a lo largo de un Paseo de la Independencia, así rotulado desde 1863; junto con el monumento al Justiciazgo, emblema de tradición e identidad aragonesas de carácter más cívico, político e institucional, los dos han sobrellevado sin ningún tipo de conflicto las muy distintas políticas de la memoria que se han sucedido a lo largo del conflictivo siglo XX; responden a dos estrategias conmemorativas distintas, que se van a hacer pronto visibles con motivo de la Exposición Hispano Francesa de 1908.
El discurso simbólico del monumento de Querol refleja y representa el nacionalismo español nacionalcatólico, con tentaciones excluyentes desde Menéndez Pelayo hasta el crepúsculo de la dictadura franquista, frente a otra concepción nacional más laica, identitaria del pasado aragonés desde el punto de vista del recuerdo actualizado de una institución, la del Justiciazo, limitadora del poder absoluto y concentrado de antiguos monarcas o dictadores, un nacionalismo más incluyente y más sustentado en tradiciones liberales o lecturas democráticas de las mismas y en la memoria del pasado y del presente de Aragón como parte fundamental de la nación.
Autor/es: MAGDALENA TABUENCA, Ricardo(Arquitecto), QUEROL y SUBIRATS, Agustín(Escultor)
Emplazamiento: Ocupa el centro de la Plaza de España de Zaragoza.
Periodo:[1875-1936] Restauración y II República
Colaboradores: Fundición Masriera y Campis, Maquinaria y Metalurgia Aragonesa
Materiales: Piedra y bronce.
Dimensiones: 8 metros de altura, 4 de anchura y profundidad.
Inscripciones: En una guirnalda de palmas fundida en bronce en el centro del monumento consta: Victrix Caesaraugustae pietas innumeris martibus pro fide et patria( » la piedad victoriosa de Zaragoza a sus innumerables mártires por la fe y por la patria»); en 1908 se colocó una lápida que recoge el siguiente texto: La Real Sociedad Económica de amigos del País el dia 20 de marzo de 1897 acordó levantar por suscripción pública este monumento en sustitución de la antiquísima y venerada Cruz del Coso, destruida por los proyectiles franceses. Fue colocada la primera piedra el 21 de octubre de 1899. Se inauguró solemnemente el 23 de octubre de 1904. Al acto de descubrir esta lápida, el día 3 de octubre de 1908, asistieron las parroquias del Salvador, San Gil, San Miguel y Santa María Magdalena, unidas para celebrar el primer centenario de los Sitios.
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