Asun Armas./ La dieta mediterránea; un estilo de vida saludable donde tan importante es comer bien como compartir la comida, comer con placer, incorporar ejercicio físico diario y practicar una cocina de temporada con alimentos del entorno.
Los beneficios de la dieta mediterránea han sido reconocidos por científicos de todo el mundo y en 2010 fue declarada como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. En esta declaración se subrayó que además de la importancia de la alimentación, se reconocía también su manifestación a través de fiestas y celebraciones que propician gestos de reconocimiento mutuo, hospitalidad, buena vecindad, amistad, transmisión intergeneracional y dialogo intercultural. Mucho más que la trilogía formada por el trigo, el vino y el aceite de oliva.
Alimentos más característicos de la dieta mediterránea
La base de la dieta consiste en: aceite de oliva, hortalizas y frutas, legumbres, cereales, pescado azul, frutos secos y un poco de vino.
Estos son los productos estrella, sin que se excluyan otros alimentos como carnes magras y huevos. Los productos lácteos no son particularmente característicos en nuestra dieta, se consume más queso y yogur que leche.
Llevar a la práctica este tipo de dieta resulta sencillo, dada la variabilidad de los alimentos de que disponemos en los países bañados por el mediterráneo, y, a pesar de las bajas cantidades recomendadas de grasas, la dieta resulta del todo palatable gracias al aporte del aceite de oliva.
Los procesos culinarios de los alimentos pueden ser muy variados y la forma de condimentarlos, con aditivos naturales, los hacen más apetitosos. En consecuencia, resulta factible seguir transmitiendo, de generación en generación, las buenas costumbres culinarias de nuestras abuelas.
Seis requisitos imprescindibles para que un menú sea mediterráneo
- Ser cocinado y/o aderezado con aceite de oliva.
- Dar una mayor relevancia a los primeros platos frente a los segundos.
- Presenta primeros platos ricos en carbohidratos: legumbres, patatas, pasta y arroz, guisados con verduras y hortalizas y prácticamente sin productos cárnicos añadidos. Deben ser sabrosos y estar bien aderezados con hierbas aromáticas, especias y ajo.
- Servir segundos platos compuestos por una porción moderada de pescado, huevos o carne (cerdo, pollo, cordero o ternera), con una importante guarnición de vegetales, presentada en forma de vistosa ensalada variada.
- Ofrecer postres a base de fruta fresca, autóctona y de temporada, frutos secos y en ocasiones, dulces o base de almendras y miel.
Algunos platos y preparaciones actuales, típicamente mediterráneas.
- Cocas, tortas y pizzas. Con una base de pan, salsa de tomate, verduras tales como alcachofas, berenjenas, pimiento, tomate, etc. y pequeñas porciones de pescado, atún y anchoas o de carne, jamón o embutidos. Aderezadas habitualmente con aceitunas, orégano o albahaca.
- Pan con tomate, pan con tapenada, pan de berenjenas, pan de cebolla y pimiento verde, pan de higos, pan de almendras, pan con azúcar y vino. En estas preparaciones habituales en desayunos, meriendas, postres o guarniciones, el pan acompañado de un producto vegetal típicamente mediterráneo es el ingrediente principal.
- Guisos de conejo, caracoles, bacalao, cordero o cerdo con abundantes patatas y verduras, cocinados a fuego lento en una cazuela de barro que les proporciona un sabor y un carácter especial.
- Pescados fresquísimos asado a la brasa, con el único aderezo de un sabroso aceite de oliva y, a lo sumo, rociados con unas gotas de limón y espolvoreados con ajo y perejil fresco o alguna hierba aromática.
- Arroces y fideuás, cuyos ingredientes añadidos a una base de arroz o pasta son los típicos y de fácil disponibilidad ya sean de tierra adentro, como los caracoles, el conejo y las verduras o de zona costera como los pescados y los mariscos.
- Pucheros y calderetas donde tienen cabida los alimentos autóctonos y de temporada, tales como los vegetales, las patatas, las legumbres, la pasta o el arroz, como los mariscos y los pescados o el cerdo, cordero en una sabia combinación.
- Postres a base de frutos secos, miel, vinos dulces y ocasionalmente quesos frescos de oveja y cabra y cuajadas.
Directora de Espacio Ágape
Entrenadora de Alimentación Sana & Coach de Salud y Bienestar