
Francisco Javier Aguirre./ Iban a ofrecer una obra poco escuchada en vivo, cual es el poema sinfónico para soprano, barítono, coro y orquesta titulado ‘Kullervo’, compuesto por Jean Sibelius en 1892, que sufrió diversos avatares posteriormente, porque al músico finlandés no llegó a convencerle su obra juvenil.
Se trata de una partitura basada en la mitología nórdica, cuyo principal poema, el ‘Kalevala’, contiene la historia de Kullervo, un personaje desdichado que causa la ruina de su familia y termina con su propia vida.
Fue interpretado con talento por los músicos catalanes, la soprano Tuija Knihtila y el barítono Juha Uusitalo, así como por el mencionado coro masculino, compuesto por 70 voces, cuya intervención fue largamente aplaudida.
Ya lo había sido antes, porque al extenso poema sinfónico le precedió la interpretación de una pieza muy breve, titulada precisamente ‘Finlandia’, cuya parte más famosa es el himno final, dotado de letra en 1941 por Veikko Antero Koskenniemi. La intervención del coro en este fragmento, que habitualmente solo recibe un tratamiento orquestal, fue impresionante. Toda la pieza dura aproximadamente ocho minutos, y se desarrolla en un ritmo y estilo turbulentos, simbolizando la opresión y lucha del pueblo finés contra la dominación rusa. Pero al final, el mencionado himno es un canto de esperanza que acaba imponiéndose en la memoria del oyente.
La República de Finlandia no tiene un himno nacional oficial. El que contiene esta breve pieza de Sibelius ha sido propuesto varias veces para ese rol, aunque exista una composición más popular que hace el papel.
Curiosamente, esta música de ‘Finlandia’ también se utilizó como himno nacional del estado secesionista de Biafra, al tiempo que ha dado pie a numerosos himnos religiosos.
Francisco Javier Aguirre