Fernando Gracia./ Y es que no hace tanto tiempo –alrededor de cien años- que comenzó a abrirse camino esta corriente de opinión, que ahora llamaríamos “marea”, para que en el Reino Unido pudiera extenderse al género femenino el derecho al voto.
Un grupo de mujeres, capitaneado por Emmeline Pankhurst, a quien encarna en “Sufragistas” la gran Meryl Streep, conmovió la sociedad británica pasando a la acción para salirse con la suya: la equiparación con los varones en muchos detalles de la vida cotidiana, no solo en el del sufragio.
La directora Sarah Gavron, de la que no me consta otro estreno entre nosotros, dirige con pulso correcto esta producción, que mezcla lo que pudiéramos considerar parte documental y didáctica con una historia inventada alrededor de una joven esposa y madre captada para la causa, interpretada por la siempre solvente Cary Mulligan, una de las mejores actrices de su generación, a quien ya hemos visto en otros papeles de época de feliz recuerdo.
Con la pulcritud y exactitud habitual del cine británico para las recreaciones de tiempos pasados, con un Londres de principios de siglo XX muy convincente, asistimos al desarrollo de una historia que no por conocida, ya que sabemos que finalmente las féminas consiguieron ser tenidas en cuenta en el ejercicio de votar, deja de ser interesante.
El filme transcurre de forma más o menos previsible, con algunos toques melodramáticos bien resueltos, y puede ser incluido en lo que algunos han dado en llamar “cine necesario”, aquel que nos recuerda realidades actuales o pasadas que no está de más tener en cuenta.
Precisamente la película culmina con unas líneas de texto en las que se recuerda los años en que ese derecho al voto femenino entró en vigor en cada uno de varios países mostrados.
Y no fue España precisamente de los últimos en admitirlo. Lean cuando vean la película y observen la ironía sobre el último de ellos que se refleja en la lista.
Creo que “Sufragistas” es una más que correcta producción, bien resuelta técnicamente, muy bien interpretada –con rostros que tienen aire antiguo, y no como ocurre en otras producciones, como la mayoría de las nuestras- y en cierta forma didáctica. Lo suficiente para que reflexionemos no solo en la jornada prevista para ello sino en estas fechas tan relacionadas con las elecciones y lo que representan.
En resumen, una forma diferente de acercarse a las pantallas de cine, dominadas por “la fuerza”… a la fuerza.
FERNANDO GRACIA