Redacción./ Tener la información completa. Este es el consejo que da la Dirección General de Protección de Consumidores y Usuarios antes de comprar la entrada de un cotillón de Nochevieja o de Reyes. De esta forma se evitarán sorpresas de última hora que pueden arruinar la fiesta.
El director general de Protección de Consumidores y Usuarios, Pablo Martínez, recuerda que la oferta para este tipo de eventos navideños es muy amplia por lo que hay que comparar precios y servicios. Si bien la mayoría de ellos coinciden en algunos aspectos:
Son caros (más de 30 euros), incluyen varias bebidas con la entrada u ofrecen barra libre, se presta especial atención a la música… A partir de ahí, cada organizador intenta ofrecer algo que destaque y que le diferencie de los demás, como incluir cena o noche de hotel o celebrar la fiesta en un recinto grande para reunir el mayor número de personas.
Ante estas circunstancias, Pablo Martínez, recomienda ante todo comprobar que la fiesta cuenta con licencia y con todas las condiciones de seguridad necesarias. Un pequeño resbalón porque el suelo está mojado, el robo de un abrigo o la imposibilidad de bailar con comodidad porque se han vendido más entradas de las permitidas puede arruinar la noche de fin de año.
Martínez recuerda los incidentes más frecuentes en este tipo de eventos: menor número de consumiciones de las promocionadas en la entrada, ausencia de guardarropa o que éste no esté vigilado o que haya en la fiesta más gente de la permitida.
Ante estas circunstancias, desde Consumo quiere diferenciarse las fiestas que se hacen en establecimiento como hoteles y salas de fiestas, y las que tienen lugar en otras instalaciones que no se dedican a estos eventos.
En el primer caso, las fiestas de Navidad suelen ser casi un día más en su actividad ya que no tienen que afrontar modificaciones especiales para garantizar la seguridad, ni llevar a cabo obras para que el sonido no moleste a los vecinos y una larga lista de aspectos que se encuentran legislados y que es su deber cumplir durante todo el año.
Todo cambia si son locales o empresas no hosteleras las que desean celebrar el cotillón. El consumidor debe saber que ellos están obligados a pedir al ayuntamiento de su localidad una autorización especial, bien a su ayuntamiento o al Gobierno de Aragón, si la fiesta se encuentra en varios términos municipales.
Son estas administraciones las que tienen que velar para que los organizadores cumplan todas las leyes que garantizan la seguridad a los asistentes.
Ante todas estas circunstancias, la Dirección General de Protección de Consumidores y Usuarios recomienda comprobar la licencia de la fiesta, visitar el local y ver si cumple las condiciones de seguridad (salidas de emergencia, extintores, aforo…), comprobar las buenas condiciones de los aseos…
El consumidor también tiene derecho a exigir información sobre la empresa que está detrás del evento y debe guardar la entrada del cotillón para posibles reclamaciones. La publicidad que se haya lanzado de la fiesta también puede servir como prueba porque se considera un contrato.
Además, si durante la fiesta ocurriera algún accidente, como una caída al suelo porque estuviera resbaladizo, o cualquier incidente por el mal estado de las instalaciones, conviene saber que todos los establecimientos deben contar con un seguro de responsabilidad civil.