Francisco Javier Aguirre ./ Durante el pasado fin de semana hemos podido disfrutar en Zaragoza de dos estupendas muestras de lo que es un cuento bailado. La primera se pudo ver en el Teatro Principal (días 23 a 27), y la segunda en el Palacio de Exposiciones de la Expo.
El ‘Cuento de Navidad’, de Charles Dickens, dio pie a la compañía zaragozana LA MOV Ballet, bajo la dirección de Víctor Jiménez, a poner en danza la obra literaria, con escenografía de Jorge Gay, y un montaje musical basado en Mozart y Shostakovich que Gonzalo Alonso combinó con otros temas clásicos y de música tradicional.
La historia del avaro Scrooge, que representa, además, el frío inviernal y la soledad, fue contada a través de movimientos precisos y elegantes por María Sordo, Elena Gil, Mattia Furlan, Arturo Naranjo, Laura López, Lucía Muñoz, Oier López y Vicente Ochoa, en un espacio iluminado con acierto por Fernando Medel.
Las tres partes del libro que atañen al pasado, presente y futuro de la vida, se combinan sabiamente a través de la danza con la dulzura de los sueños y la angustia de las pesadillas, dejando en el espectador una reflexión sobre la capacidad para orientar la vida propia de forma positiva.
Otro cuento de espíritu navideño, de enorme tradición en los escenarios del mundo, pudo verse en el Palacio de Exposiciones de la Expo, el pasado domingo, día 27. El Cascanueces, presentado por el Ballet Nacional Ucraniano de Odessa, recreó la coreografía original que Lev Ivanov diseñó sobre el libreto de Marius Petipa, basado en el célebre cuento de Hoffmann ‘El cascanueces y el rey de los ratones’. La música de Tchaikovski, unida a una escenografía vistosa, promueve un vuelo imaginario entre los espectadores, tanto niños como adultos, hacia esa otra realidad que son los sueños y las ilusiones por cumplir. La numerosa y disciplinada compañía ucraniana cuenta sobre el escenario las aventuras y desventuras de una familia reunida para la fiesta navideña, en la que los niños Fritz y Clara representan el valor simbólico de la realidad.
La representación se realizó con absoluto respeto al espíritu romántico que la inspiró hace más de un siglo (‘El Cascanueces’ fue estrenado en San Petersburgo, en 1892), que mantiene su vigencia cuando los intérpretes captan el mensaje artístico a trasladar al público contemporáneo. En varios de los episodios del ballet se introdujeron elementos acrobáticos que fueron muy aplaudidos por el público.
Francisco Javier Aguirre