ZBN./ El Campeonato mundial de Agility, que se celebrará del 22 al 25 de septiembre en el pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza reunirá a 450 participantes de 35 países de los cinco continentes. El número de visitantes que tendrá la ciudad superará las 5.000 personas puesto que a los competidores hay que sumar acompañantes, espectadores y todo el personal técnico necesario para este tipo de eventos.
Habrá visitantes de todo el mundo, incluyendo países lejanos como Japón, Sudáfrica y Australia, y algunos de ellos ya se han puesto en contacto con la organización para prolongar su estancia en la ciudad. Por todo ello, una primera estimación eleva a 5.200.000 euros el impacto económico de este certamen. Se trata de una cifra, “a la baja” que podría superar los seis millones de euros.
El mundial de Agility, aunque se trate de un deporte minoritario, va a suponer “un gran impulso para la ciudad ya que se espera una afluencia de público superior a las 9.000 personas”.
Además de los 450 participantes y sus acompañantes, la organización va a realizar una campaña promocional por colegios, institutos y universidades. “Buscamos llegar a todos los públicos”, ha dicho David Molina, presidente del Club Agility La Almozara, organizador oficial del campeonato.
“Para ello, vamos a realizar una campaña promocional por colegios, institutos y centros universitarios para la que contamos con la colaboración de la Facultad de Veterinaria”.
La presentación ha incluido una exhibición de Agility a cargo de David Molina, presidente del Club Agility La Almozara, actual campeón de España de Agility en talla mediana y campeón del mundo en 2013; y Carmen Briceño, campeona de España en talla pequeña y subcampeona del mundo de 2014.
El Agility
Las pruebas caninas de agilidad, Agility, nacieron en el Reino Unido en el año 1977 y están inspiradas en los concursos hípicos de salto. El perro debe de superar un recorrido con obstáculos diversos, siguiendo unas reglas específicas en cada uno de ellos y recogidas en un reglamento de carácter Internacional (Fédération Cynologique Internationale). El dueño-guía, puede animar a su perro en todo momento, sin llegar a tocarle, ni llevar nada en sus manos.
El trazado del recorrido debe realizarse en un tiempo determinado por el juez de la prueba. Un número al pie de cada obstáculo indica el itinerario a seguir, siendo secreto hasta el comienzo de la competición, momento en el que se permitirá realizar un breve reconocimiento sin el perro, a fin de memorizarlo y estudiar la estrategia a seguir durante su conducción. La finalidad consiste en combinar el control del perro, para que realice el menor número de fallos en el mejor tiempo posible.
