Mariano Gistain./ La idea, básicamente, es que cada vez que compras un porcentaje de esa compra vaya a tu hucha de inversión es totalmente innovador y muy atractivo… Pero es solo el principio. La garantía de Allianz al fondo de inversión da solidez y respaldo, pero también es solo el principio.
Lo radical de Pensumo es que crea dos comunidades – consumidores y comerciantes– que pueden confluir en una sola. Compradores y vendedores. Si sabemos imaginar a compradores y vendedores que ya están vinculados por una idea de futuro, interactuando juntos, podemos hacernos una idea de la potencia de Pensumo. La potencia de una comunidad que comparte una idea de futuro. En principio la idea es sencilla, pero la suma es más que las partes.
La suma, si es posible, comprende a sectores complementarios. Pero todos somos compradores y vendedores, y cada vez lo vamos a ser más. Por ello, nos resulta cada día más fácil ponernos en el lugar del otro, no una vez o eventualmente, sino permanentemente (ponerse en el lugar del otro es una de las condiciones para que exista una verdadera comunidad).
Si sabemos imaginar a las dos mil personas que ya practican el pensumismo y a los doscientos empresarios que renuncian a un dos o un tres por ciento de su beneficio inmediato a cambio del vínculo con los clientes, tenemos algo muy importante: la confianza en el futuro. La confianza en los demás a lo largo del tiempo. Para ser pensumista hace falta echar cuentas, valorar lo pequeño que se repite muchas veces, las compras diarias (aunque Pensumo puede servir pronto para comprar un coche) que se prolongan a lo largo de un ciclo largo, indefinido.
Este vínculo entre la idea y el tiempo, visto en abstracto, es una buena base para una comunidad de economía y consumo colaborativo. La comunidad solo lo es si toma conciencia de sus posibilidades. Entonces se convierte en algo muy poderoso, pues puede servir para mil cosas y proyectos diferentes.
Es difícil visualizar esta comunidad en potencia. Lo mejor sería insertar aquí algunos ejemplos, pero quizá limitarían las opciones, quizá es pronto para cerrar el foco.
Lo fácil es la parte técnica: la comunidad, a efectos de programación y aplicaciones, ya existe. Puesto que cada pensumista ya dispone de un panel de control –web y app– para ver sus ingresos (o sus aportaciones y su retorno si es comerciante), poner en marcha un espacio común voluntario, no invasivo, amigable, etc. es bastante sencillo.
La fuerza de las personas individuales conectadas multiplica su capacidad de reflexión y de acción. El ser comprador y/o vendedor es una dimensión del ser humano. Una dimensión muy importante, pero no la única. Si cada pensumista acierta a ver el valor de la relación entre todos y entre todos con el futuro, podrá existir esa comunidad. Y podrá hacer grandes cosas.
Grandes empresas se interesan por Pensumo y su original fórmula de combinar varias necesidades en un pack estable. Algunas no acaban de comprender cómo puede funcionar tan bien. Siempre hay una parte de misterio, pero lo esencial es la bondad: Pensumo ha nacido para que ganemos todos un poco.
Que ganemos todos un poco a lo largo del tiempo. Algo sostenible.