Diego Medina .- Desde su fundación, sus murallas fueron más que efectivas y cuando la invasión islámica la ciudad se entregó sin oponer mucha resistencia. Resistió cuando el ejército carolingio llegó a sus puertas y a la llegada de Alfonso I también acabó por claudicar sin mayores destrozos. A partir de entonces, las guerras habían pasado lejos de la ciudad.
Pero fueron los sitios napoleónicos los que sin duda han dejado una terrible huella. Las cicatrices aun pueden verse en las calles y se reconocen en los nombres a sus héroes. La ciudad acabó totalmente destruida, cuando Fernando VII la visitó en 1814 lo que vio fueron ruinas.
Algunas veces hay personajes que pasan a la historia encumbrados y/o denostados erróneamente y este es el caso de Napoleón, su hermano José, Godoy, Carlos IV y Fernando VII.
El S.XVIII, con la dinastía borbónica, no fue muy bueno. Castilla perdió colonias y derechos en ultramar a favor de Inglaterra u Países Bajos y acabó pagando las consecuencias de los desastrosos pactos de familia. Como gracias a los decretos de nueva planta el destino de Aragón estaba ligado al de Castilla, aquí también se sufrieron las consecuencias y desmanes de malos reyes.
Así pues, llegamos a Carlos IV y su ministro Godoy capeando con los descontentos de la población hambrienta y asediada a impuestos y del príncipe Fernando ansioso por ocupar el trono a la mayor brevedad posible. En esta situación, Napoleón Bonaparte puso sus miras en la excelente localización estratégica de la península ibérica ideal para continuar con su proyecto de bloqueo a Inglaterra. Citó al monarca y al príncipe en Bayona, los retuvo e inició la invasión de la península. Con lo que no contó fue con que sus pobladores no llevaban un final de siglo XVIII e inicios del S.XIX muy dichoso y se defenderían.
Tras los sucesos del 2 de Mayo la población zaragozana estaba expectante. La llegada del ejército napoleónico era una realidad y habían venido a quedarse. Decidieron que fuese José Palafox quien los acaudillase. Éste, convocó Cortes (estaban prohibidas). En primer lugar se nombró una junta, se proclamó a Fernando VII como rey y se nombró a Palafox como Capitán General de Aragón. En segundo lugar se comenzó a preparar la defensa.
Diego Medina Ruiz