Fernando Gracia./ En una semana con estrenos de poco fuste parecía a priori destacarse la nueva entrega de los estudios Disney. Tras el gran sabor de boca que dejó el año pasado “Del revés”, donde se notaba claramente la influencia Pixar, cabía esperar una nueva entrega que satisficiera igual a pequeños que a grandes.
Y creo que “Zootrópolis” lo consigue suficientemente. Sin alcanzar la profundidad e imaginación del ejemplo anterior, pero siendo en todo momento un producto muy entretenido, adobado por suficientes detalles como para que los que hemos dejado muy atrás la niñez podamos disfrutar.
En un mundo donde no hay humanos se ha conseguido que convivan en un lugar llamado como el título de la película –En su versión original “Zootopia”, que remite a utopía, lo que en realidad es- se ha conseguido que depredadores y víctimas vivan en armonía.
A ese lugar llega una vivaracha conejita, que ha aprobado los estudios necesarios para ser policía, su gran vocación.
Tras un ingenioso comienzo en el pueblo donde vive con sus papás y sus ¡¡275!! hermanitos, viaja a la fabulosa ciudad, lo que nos permite disfrutar de unos magníficos planos, plenos de imaginación y fantasía, que me remitieron a mis mejores momentos de espectador cuando era niño.
En la ciudad deberá convencer a sus compañeros policías de su valía para el oficio. Por momentos parece como si fuéramos a asistir a una versión de la “loca Academia de Policía” con animalitos, pero pronto deriva el guion a una trama más o menos previsible adornada por unos cuantos chistes dirigidos a los mayores.
Como viene siendo habitual desde que Disney absorbió a Pixar, se procura satisfacer tanto a niños como a sus acompañantes. Tal parece que lo segundo sea cosa del espíritu de los absorbidos y lo primero, incluido el desenlace y el “mensaje” para los absorbentes, que a la postre son quienes explotarán luego todo el “merchandising” que generará la película.
Técnicamente soberbia, como suele ser habitual, está dirigida por un hombre de la casa como Byron Howard, que empezó como uno de los múltiples ayudantes que necesita este tipo de producciones en “Pocahontas”, con el asesoramiento de John Lasseter, hombre fuerte de Pixar.
En el producto final he creído ver más Disney que Pixar, pero posiblemente esto no sea sino una percepción personal, perfectamente rebatible.
Vi la proyección rodeado de niños…afortunadamente. Mal estaríamos si no fuera así. Me dio la impresión de que la mayoría no disfrutó en exceso de la propuesta, salvo en tres o cuatro persecuciones y golpes. Es evidentemente que su ironía, que la tiene, incluyendo las referencias a las desigualdades, la condición natural de cada uno o la corrupción, se les escapa a casi todos los pequeños, pero a los que no lo somos nos permite pensar que no hemos perdido el tiempo asistiendo a una película teóricamente no pensada para nosotros.
Remata la función una canción interpretada por la señora de Piqué, o sea Shakira, muy bien coreografiada. En la imagen vemos a una esbelta gacela. Dejo a su opinión si el símil con la colombiana les parece adecuado.
Un hábil nuevo producto de la factoría Disney, que puede ser degustado por los adultos sin temor alguno. Si tienen Vds. hijos o nietos en edad de llevarlos al cine, no duden de acompañarles, en la seguridad de que disfrutarán más que ellos.
FERNANDO GRACIA