Francisco Javier Aguirre .- Hace un par de semanas tuvimos la oportunidad de escuchar en la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza a Fabio Biondi, violinista italiano de prestigio, a quien acompañaba al clavicémbalo la también italiana Paola Poncet. Fue un concierto organizado por la Sociedad Filarmónica, que realiza una encomiable labor proporcionando a los melómanos la ocasión de escuchar a figuras de esta talla.
La sesión tenía como hilo conductor seguir la trayectoria de los principales violinistas italianos en el siglo XVIII. Así que comenzó con Corelli, el mayor de todos en cuanto a edad y también, en cierto modo, el patriarca del movimiento musical que inundó el norte de Italia en esa época. Sonaron músicas después de Vivaldi, Geminiani, Tartini, Veracini y Locatelli.
Además de una excelente interpretación, se pudo disfrutar de una elocuente explicación de cada una de las obras por parte del artista. Palabras sabias, comedidas, claras y amenas que situaron a cada músico en su época y en su posición dentro de la trayectoria violinística retratada. En un castellano casi perfecto y tan musical como la voz de su instrumento, Fabio Biondi trasladó a los aficionados su vivencia personal con una enorme calidez.
Son esas ocasiones en las que deseas que no acabe la palabra y que tampoco acabe la música, una magia integradora que está sólo al alcance de los escogidos. Biondi lo es, como los músicos que interpreta y con los que parece tener diálogo directo. Para concluir, saltó de siglo y ofreció un final apoteósico como propina: Paganini.
Memorable sesión 1.510 de la Sociedad Filarmónica.
Francisco Javier Aguirre