Francisco Javier Aguirre.– Apenas un mes después del estreno en Burgos, ha recalado en Zaragoza la compañía Morfeo Teatro, dirigida por Francisco Negro, para ofrecer su versión de ‘El retablo de las maravillas’. Se trata de un montaje destinado claramente a homenajear a Cervantes por cuanto incorpora al famoso entremés una serie de textos que refuerzan el carácter satírico de la obra. Y también el reflexivo.
El discurso sobre la mediocridad de los gobernantes y la decadencia ética de la sociedad de su tiempo es fácilmente transferible al tiempo presente, circunstancia que refuerzan los actores con diferentes guiños lingüísticos y simbólicos. Francisco Negro, Mayte Bona, Felipe Santiago, Adolfo Pastor, Santiago Nogués y Mamen Godoy llevan el peso de la trama, pero en determinado momento aparece el propio autor, personificado por Joan Llaneras, que imprime un giro importante al espectáculo.
Desbordando la intención cómica del entremés, la trama se abre a la dimensión más humanista del pensamiento cervantino, proyectado en algunos fragmentos de obras tan singulares como ‘La elección de los alcaldes de Daganzo’, ‘El juez de los divorcios’, ‘El coloquio de los perros’, ‘Pedro de Urdemalas’ y el propio ‘Don Quijote de la Mancha’. Las virtudes preconizadas por Cervantes, que puso en práctica en su azarosa vida, desfilan ante los espectadores en las voces y actitudes de los actores, que recalcan con insistencia el famoso dicho de que ‘entre la virtud y el dinero, lo segundo es lo primero’, como resumen de una actualidad que nos acecha por todos los costados.
La acidez del discurso cervantino desemboca en un sorprendente y emotivo final, tras el fallecimiento del autor cuya presencia escénica es todo un alegato a favor de los valores que su obra representa.
Francisco Javier Aguirre