Zaragoza Buenas Noticias

Aniversario de la muerte de Félix de Latassa

250px-Félix_Latassa
Aniversario de la muerte de Félix de Latassa.

ZBN./   Latassa y Ortín, Félix de (1733-1805).  Sacerdote de Juslibol  y racionero de la iglesia del Salvador, fue profesor de Teología en la universidad cesaraugustana durante el siglo XVIII. Además de su labor docente, dedicó gran parte de su vida a la realización de un catálogo de escritores aragoneses, conocido en el mundo académico como las Bibliotecas de Latassa.

A pesar de la veteranía del estudio, todavía sigue siendo una obra de referencia capital, pues de un buen número de escritores aragoneses sólo se conoce lo que Latassa recogió en su catálogo.

 

00000001
Las Bibliotecas de Latassa.

VIDA

Félix de Latassa y Ortín nació en el seno de una familia aragonesa de origen nobiliario, pero cuyas rentas habían decaído notablemente. Fue hijo de Juan Latassa y Ortiz, natural de Navarra pero afincado en Zaragoza después de contraer matrimonio en los primeros años del siglo XVIII con la dama María Ortín.

Tras tomar lecciones básicas en su adolescencia, en 1749 comenzó a estudiar Artes y Filosofía en la universidad de Zaragoza, alcanzando el grado de bachiller en 1752. Tras ello, se matriculó en Teología, donde también alcanzaría el mismo grado el 12 de marzo de 1761 y después de haber realizado brillantes sustituciones como profesor de la disciplina debido a la gran confianza que sus maestros dispusieron en él.

En esa misma época comenzó su andadura en el seno de la iglesia, pues tras haber recibido órdenes menores, se hizo presbítero y más tarde cura de Juslibol. En 1762, y con el apoyo del catedrático de Teología, Manuel Cabós, Latassa realizó sus ejercicios para alcanzar el grado de Doctor en Teología, verificándose su acción ante el tribunal de la universidad reunido el 13 de mayo del citado año.

Tras más de una década de estudios, los elogios a la erudición y la cultura de Latassa le hicieron ser uno de los más reputados proyectos de docencia de la universidad.

Acabados los estudios, Latassa se dedicó a su labor religiosa en el curato de Juslibol, percibiendo por ello las renta destinadas a tal efecto que, sin embargo, parecían ser bastante escasas. Por ello, y dentro de la habitual carrera eclesiástica, primero accedió a un puesto de racionero en la iglesia metropolitana del Salvador (1780) y más tarde a una canonjía de la propia catedral del Pilar (1782).

Con esta escasa financiación, Félix de Latassa dedicó toda su vida a la consulta de manuscritos y documentos en todas las bibliotecas posibles para redactar su catálogo de escritores aragoneses. Cuando sus obligaciones se lo permitían, se encerraba en su despacho de su domicilio zaragozano, situado en la calle del Pilar número 33, esquina a la calle de Talamantes, donde realizó su labor de redacción.

Apreciado por todos los eruditos zaragozanos, que le nombraron socio de mérito de la Asociación Aragonesa de Amigos del País, Félix de Latassa falleció sin testar el 2 de abril de 1805. Su cadáver fue sepultado en la basílica del Pilar, dentro de la capilla de San Vicente.

OBRA: las Bibliotecas de Latassa

Analizando su obra magna, las Bibliotecas de Escritores del reino de Aragón, es obligado insertarla en el contexto de erudición de su época. En este sentido, existe una clarísima correspondencia con el canon académico del siglo XVIII, en el que las obras de recopilación cuantitativa de datos sobre autores literarios de una región estaba a la orden del día. Coetánea a la labor de Félix de Latassa es la realizada por Nicolás Antonio para los escritores castellanos en su Biblioteca Hispana Vetus y Biblioteca Hispana Nova, así como la de Josep Rodríguez y Vicente Ximeno para el reino de Valencia y la de Torres Amat para los escritores catalanes.

De hecho, la labor de documentación efectuada por Latassa para los escritores aragoneses tuvo el estímulo de la emprendida algunos años antes por Juan Francisco Andrés de Uztarroz. Este erudito, cronista del reino, dejó su estudio inconcluso, aunque el borrador manuscrito también suele ser consultado por los especialistas (se conserva una copia en la Biblioteca Nacional de Madrid, ms. 9391).

La primera parte de la Biblioteca de escritores aragoneses, conocida como Biblioteca Antigua, se publicó en dos gruesos volúmenes, en tomos de tamaño cuarto, en la ciudad de Zaragoza durante el año 1796 y en el taller impresor de Medardo Heras. Latassa dedicó esta primera edición a un pariente suyo, Juan Martín de Goicoechea. El contenido de la Biblioteca Antigua versa acerca de los escritores aragoneses cuya actividad estuvo registrada entre los primeros años de la era cristiana y el año 1500, es decir, todos los literatos de las épocas antigua y medieval.

 

Numero-27Dejando atrás esta obra menor, la segunda parte de la Biblioteca de escritores aragoneses, conocida como Biblioteca Nueva, quiso dedicarla Latassa a uno de sus mejores amigos y animadores de su labor de investigación, como era el deán Pérez de Larrea. Fue publicada en seis volúmenes, también de tamaño cuarto, en la ciudad de Pamplona entre los años 1798 y 1802, dentro de la tipografía de Joaquín de Domingo.

En ella, Latassa completaba el recorrido cronológico poniendo al servicio de la comunidad académica las fichas bio-bibliográficas de los escritores de su tierra cuyas obras fueron publicadas desde el año 1500 hasta sus días. No obstante, y según palabras de sus biógrafos, el veterano erudito, a quien ya comenzaban a asaltarle los achaques de la vejez, se obsesionó tanto por no dejar su obra inconclusa que entregó a las prensas un último volumen manuscrito que contenía una versión resumida de su investigación.

Una vez fallecido el erudito en 1805, durante el siglo XIX se realizaron diversos intentos para completar las Bibliotecas de Latassa. El primero y más importante de ellos lo llevó a cabo Miguel Gómez Uriel, archivero y bibliotecario del Colegio Aragonés de Abogados, reeditando la obra en 1884 con amplísimas nuevas aportaciones documentales extraídas de los papeles que Latassa dejó en su biblioteca privada.

Gracias a la reedición de Gómez Uriel se ha sabido que durante la invasión hispana de las tropas napoleónicas, el ejército francés registró el escritorio del maestro aragonés, requisando y quemando una gran cantidad de documentos. A ello ha de sumarse la merma documental que supuso la guerra, por lo que la labor de Latassa quedó más amplificada al poder consultar el religioso diversos documentos que años más tarde de su muerte se perdieron para siempre.

Las diversas reimpresiones de la obra han asegurado su uso académico durante el siglo XX y, además, gracias a la brillante iniciativa de la Universidad de Zaragoza, incluso las nuevas tecnologías como Internet permiten acceder a las Bibliotecas de Latassa.

Bibliografía

FATÁS, G. (coord.) Aragoneses Ilustres. (Zaragoza, Caja de Ahorros de la Inmaculada, 1983).

LAMARCA LANGA, G. «Félix Latassa. Apuntes biográficos». (Revista de Historia Jerónimo Zurita, 72 [1997], pp. 185-193).
http://www.mcnbiografias.com/

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *