Elena Lechon.– Entrevistamos a Marian, desde sus palabras vais a conocer más de cerca la experiencia de ser casa de acogida, sirvan estas líneas de homenaje y agradecimiento, que nunca será suficiente para todas las familias zarposas que están ahí, siempre, para nuestros pequeños.
– Marian, ¿desde cuándo eres casa de acogida?
Soy casa de acogida, de mis amigos peludos, desde aproximadamente dos años.
-Hay diferentes maneras de colaborar con Zarpa, pero ¿qué te llevo a decidir a ser casa de acogida?
Me considero una persona defensora de los animales, disfruto mucho de su compañía, de su lealtad y cariño desinteresado , me encanta ver sus reacciones y siempre he tenido contacto con ellos sobretodo, perros y gatos. Vamos lo que se viene definiendo como un amante de los animales y como tal deseo lo mejor para ellos y mi forma de poder ayudarles a conseguir su bienestar es acogiéndolos en mi casa para darles, tanto yo como mi familia, el cariño y estabilidad que merecen.
– Ante la posibilidad de tener una mascota, sea la que sea, siempre insistimos en la importancia de tener toda la familia clara la decisión, entiendo que en el caso de ser casa de acogida también es importante, entonces ¿en casa estabais todos de acuerdo?
Por supuesto. Sin acuerdo familiar no se puede crear un ambiente idóneo para que se rehabiliten los canes. Ellos tienen que sentirse queridos y respetados por todos los miembros de la “manada” para conseguir la estabilidad y esto solo se consigue con consenso entre todos
– ¿Cuántos perricos han pasado por tu casa?
Por mi casa han pasado ya doce perretes de varias razas, tamaños , edades e historias vividas muy diversas.
-¿Qué tipo de casos has tenido?
Experiencias diversas las vividas con nuestros amigos, desde los maltratados, humillados, miedosos, otros abandonados a su suerte por sus dueños, otros tirados a contenedores nada más nacer y otros que han ido a para a la guardería por, según sus antiguos dueños, no poder atenderlos en sus casas de origen.
-¿Cuál fue el primero?
El primer caso fue Noah, una perrita bretona que por su miedo a los ruidos fue desechada por su dueño, según parece, al no ser apta para la caza. Eso sí, en vez de buscarle un alojamiento donde pudiera ser atendida la abandonó a su suerte ( que llegó en forma de voluntarios que fueron a recogerla para darle una vida agradable).
-¿El más especial?
Además de ser nuestra primera acogida, Noah fue la más especial, en parte por culpa de ella (Noah), porque fue un encanto desde que llegó a nuestra casa. Se trataba de una perra enferma de Leismaniosis y que además contaba con el hándicap de su edad (12 años) por lo que su adopción era muy difícil cuando no imposible. Cuando la acogimos éramos conscientes de que estaría con nosotros hasta el final, por su historial, así y todo lo tenía muy claro que era a ella a la que quería acoger.
Sólo pedía caricias con su patita sobre nuestras piernas ganándosenos casi nada más llegar. Incluso en nuestro entorno familiar no daban crédito al abandono de un perro tan fiel, cariñoso además de ser preciosa con una cara dulce, un pelaje brillante (cuando lo recuperó) y una compañera de piso de lujo. Todos disfrutamos mucho de ella mis hijos, mi perrita Layka (con la que nunca tuvo ni el más mínimo roce ni malas caras entre ellas), mi marido y yo. Lástima que solo duró diez meses su presencia ya que tras una importante intervención volvió a casa y semanas después la sacrificaron con todo el dolor y desconsuelo que supuso. Lejos de venirnos abajo nos dio más alas, si cabe, para continuar ayudándolos a los que detrás vinieron y vendrán ya que nos quedó en la retina que por lo menos los últimos diez meses de Noah fueron excepcionales para ella y para nosotros.
-¿Podrías decirnos cuál ha sido el caso más complicado?
Dentro de que todos los casos tiene lo suyo, el de Jara fue un poquillo más complicado desde el punto de vista que ella necesitaba muchas más atenciones debido a que la intentaron matar ahorcándola con una cuerda que le produjo serias lesiones en el cuello. Esto hacía que hubiese que curarla todos los días las heridas, retirarle las costras que le salían en torno a la herida, darle su medicación etc… pero como suele decirse “ sarna con gusto no pica” y encima ellos te lo agradecen de mil maneras así que se considera complicado por su s lesiones no así por la convivencia con ella.
-Ahora te planteo una pregunta que siempre me ronda en la cabeza, pero que hasta ahora no me he atrevido a plantear nunca, ¿no son muy duras las despedidas?
Cuando llega el momento de despedirse de ellos, se hace con cierta tristeza por su partida pero con gran alegría ya que se van a vivir con una familia que les va a proporcionar todo lo que merecen y además los primeros días siempre recibimos fotos de ellos en sus nuevos hogares y se les ve contentos y bien. Mención aparte merecen los casos en que nada más ir a su casa de adopción, los devuelven alegando no seque comportamientos, que yo en mi casa no he visto, y sin ni siquiera darle tiempo al perrillo a que se adapte a su nuevo hogar. Esto si que me causa tristeza porque los perros tienen que pasar de nuevo por un rechazo y mucha pero mucha indignación hacia las personas que no son capaces de darle la posibilidad de demostrarles como es.
-Quizá sea un poco complicado pero ¿mantienes contacto con tus acogidos?
Son ya varios casos los que hemos tenido y comprendemos que es difícil seguir en contacto con todos, pero si que hay casos en los que a través de whatsap, teléfono , Facebook etcc… seguimos teniendo noticias de ellos y con otros incluso coincidimos en actos e incluso de forma inesperada nos hemos cruzado con alguno.
-En la guarde y algún que otro evento he tenido el gusto de coincidir contigo, es decir, que además de casa de acogida eres voluntaria, ¿por qué?
Además de acogerlos, los meses en que no tengo a ninguno en casa ( a excepción de mi Layka)me gusta ir a la guardería, pasearlos, darles de comer, ayudar en la limpieza de sus cheniles y como no a darles numerosos achuchones que ellos reciben con gran alboroto. Considero que esta es la forma en que los podemos ayudar a olvidar sus vivencias y a volver a confiar en los humanos que en muchos casos les han hecho verdaderas atrocidades. Además ellos nos enseñan a nosotros que en sus corazones no hay hueco para el rencor ni la venganza y enseguida se dejan querer aunque lo de confiar en el humano es más costoso y no me extraña.
-¿Qué te aporta ser casa de acogida?
Desde mi punto de vista lo que más me aporta es la satisfacción de ver como cada día van mejorando en nuestra casa, como son capaces de integrarse después de todo lo sufrido y desde luego el cariño que nos dan.
– Quizá ahora mismo alguien está leyendo esta entrevista y se plantea la posibilidad de ser casa de acogida, ¿qué le dirías?
Si alguien estuviera planteándose ser casa de acogida, lo primero que le preguntaría es si le gustan los animales, si ha tenido trato con ellos y por supuesto si ha tenido alguna vez en su casa alguno para estar al corriente de lo que te puede condicionar tener uno. Si la respuesta es afirmativa debería ser consciente de que es una estancia temporal, que tiene unas pautas de ejecución y que puede haber casos en que al principio la cosa se ponga un poco cuesta arriba y hay que saber darle la vuelta a la situación. Dicho lo cual lo demás son todo ventajas pues dispones de un fiel amigo/a y compañero/a que te ofrecerá en cada momento su mejor cara, jugará contigo, te lamerá, te obligará a pasear varias veces ayudándote a hacer el deporte diario necesario para el bienestar corporal, además te sorprenderá ver los avances y cambios en su estado de ánimo desde que llega a tu casa hasta que se va casi rehabilitado. Es una satisfacción.
-Gracias Marian, y a todas las demás casas de acogida de Zarpa, tanto de perros como de gatos, sois uno de los pilares en los que se sostiene el bienestar de nuestros peludetes, enhorabuena por la labor que hacéis, callada y sacrificada, os lleváis los desvelos, las medicaciones, los lamentos, también esa mirada de amor y agradecimiento de vuestros acogidos, gracias sin vosotros nada sería igual.
Elena Lechon
Hasta que alguien no ha amado a un animal, una parte de su alma sigue dormida. (Anatole France)