Francisco Javier Aguirre. Una mujer que no consigue superar el trauma de su separación matrimonial es la desencadenante del conflicto. E involucra a su madre y a los amigos de esta, desde el profesor de yoga hasta el fisioterapeuta, pasando por el hijo del primero y su novia. Seis personajes en busca de destino.
Nuria Mencía, como Nagore, la hija, y Gloria Muñoz, como Maite, la madre, envuelven en su mutua desventura al resto de la tribu, porque así puede denominarse ese grupo familiar que forman Pau Durá, como Iñigo, Pietro Olivera, como Andoni, Martiño Rivas, como Mikel, y Camila Viyuela, como Leire.
El problema base es la soledad, la falta de aire, la necesidad de respirar. La madre acude en ayuda de la hija atribulada y le propone utilizar los mismos remedios que ella: hacer ejercicios físicos y psíquicos, involucrándose en el grupo. Se trata de recuperar la autoestima lesionada por la carencia de amor. Los enredos que van sucediendo, trasladan la acción del espacio real al de la fantasía. No es fácil hacerlos coincidir, ni que los deseos se transformen en hechos concretos.
El autor de la obra manifiesta haber sufrido un proceso de duelo por la pérdida del amor, haberse sentido sin respiración y haber reaccionado mediante esta construcción dramática, con ribetes de humor un tanto amargo. En el trasfondo de la trama hay una puesta en cuestión de las relaciones amorosas: el conflicto entre la libertad de acción propia y el control de la ajena. Curiosa la dicotomía establecida entre acostarse con alguien y dormir con él o ella. Problemático el panorama de las relaciones múltiples o plurales, una especie de amor libre sujeto a interacciones preestablecidas.
El espectador va siendo golpeado por las diferentes propuestas que, por un lado, rompen con las estructuras tradicionales del amor de pareja y, por otro, retornan a ellas. La trama se esponja con canciones alusivas, acompañadas por instrumentos en directo, lo que da frescura y dinamismo a la interpretación, muy ajustada en cada uno de los personajes.
Una escenografía nítida y sin complicaciones facilita el encaje de la obra.
Francisco Javier Aguirre