ZBN./ El pintor Francisco de Goya y Lucientes nace en Fuendetodos en 1746 y murió en Burdeos en 1828. Tras formarse en el taller de José Luzán, viaja por Italia, para instalarse en 1775 en Madrid donde se convierte en el pintor de cámara del rey Carlos IV. Entre sus obras más relevantes destacan la elaboración de cartones para los tapices reales, su serie de retratos a diversos monarcas o, de factura mucho más moderna, sus grabados y las «pinturas negras» realizadas hacia el final de su vida en la llamada Quinta del Sordo.
Resulta sorprendente comprobar que no será hasta la década de los sesenta cuando Zaragoza cuente con un monumento dedicado a este genial pintor. Fueron muchas las iniciativas planteadas que nunca llegaron a realizarse, entre ellas destacamos los proyectos del catalán Miguel Blay, del aragonés Domingo Ainaga o, de fecha posterior, los planteados por Honorio García Condoy o Félix Burriel.
Fue sin embargo en 1946, año en el que se celebraba el segundo centenario del nacimiento de Goya, cuando el Comité Ejecutivo creado en la Diputación Provincial de Zaragoza para el desarrollo de estos actos, señala dos objetivos principales que debían realizarse durante este año: la dedicación de un monumento en Zaragoza y la conservación de su casa natal de Fuendetodos.
De inmediato se establecen y publican las bases para convocar el «Concurso de anteproyectos para un monumento a D. Francisco de Goya en Zaragoza», destinado a todos los artistas nacionales.
Diez anteproyectos fueron presentados al concurso entre los que destacaban los realizados por Moisés de Huerta, José Alguero y los aragoneses Antonio Bueno y José Bueno, este último en colaboración con el arquitecto Pérez Páramo; siendo precisamente esta pareja de escultor y arquitecto los que en junio de 1946 reciben el primer premio.
Pero, tras años de demora, de indecisiones en torno al lugar en el que ubicarse el monumento, la obra nunca llegó a realizarse debido, principalmente, a las dificultades económicas de la época.
Debemos esperar hasta que una entidad privada, el Banco Zaragozano, con motivo del cincuentenario de la fundación de dicha entidad bancaria, decida la convocatoria de un nuevo concurso nacional. Catorce fueron las obras presentadas a concurso de escultores importantes como Félix Burriel, Antonio Bueno o Pablo Serrano.
Pese a la calidad de las obras expuestas el Banco declaró desierto el concurso en julio de 1959. Fue esta misma entidad quien decidió encargar directamente al escultor catalán Federico Marés esta tarea, escultor que por otro lado ya había trabajado para esta entidad en la decoración de la fachada que la sede del Banco Zaragozano tenía en Madrid. De la planificación urbanística se encargó el arquitecto municipal José Beltrán Navarro, quien incluyó en el conjunto el cenotafio de Goya cedido en el centenario de su muerte por la ciudad de Burdeos al Ayuntamiento de Zaragoza, que lo había colocado hasta entonces en el Rincón de Goya.
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El proyecto se concibe como una obra dotada de «monumentalidad sobria» , en palabras del escultor, al igual que el conjunto arquitectónico en el que se instala, consiguiendo uno de los propósitos deseados por su autor: que el monumento fuera «compatible con el arte de todos los tiempos».
La figura de Goya es la parte más destacada del grupo escultórico. Todas las líneas compositivas del conjunto convergen hacia él, mientras que por el material empleado, el bronce, destaca del muro – pedestal que le sirve de fondo. A los pies de esta figura principal, se sitúan dos parejas de majos y majas inspirados en algunos de sus tapices y cuadros dedicados a meriendas campestres.
El pintor se presenta en posición relajada, con los pies entrecruzados y ligeramente apoyado sobre el muro que le sirve de respaldo. Vestido elegantemente, con levita, pañuelo al cuello y botas, coge su pincel con la mano derecha sujetando en la otra un lienzo mientras contempla ensimismado las figuras que le acompañan.
En la parte posterior del pedestal destaca, junto a la inscripción con la dedicatoria, un relieve de aire clasicista, en piedra, que representa a una muchacha sentada, tocada con amplios velos. Marés ya había presentado uno similar para la placa conmemorativa que en 1935 había realizado en honor al poeta y dibujante Apel. les Mestres (1864 – 1936).
Teniendo en cuenta las enormes dimensiones de la plaza, el escultor pensó concebir un espacio autónomo que sirviera de marco ambiental al monumento. Para ello, decidió delimitar una zona de césped «evocadora quizá de la pradera de San Isidro», donde se ubicaban las figuras de los majos posando para Goya, quien desde lo alto se afanaba en pintarlos.
Todo el conjunto quedaba cerrado del resto de la plaza por unos arbustos, que aislaban al visitante del bullicio del entorno, consiguiendo, en cierta manera, que el monumento fuera independiente de la plaza del Pilar, pero sin romper la unidad de ella.
Dentro, se pensó en la colocación de unos bancos de piedra. Para aislar el monumento de la calle Don Jaime se planteó la plantación de algunos árboles propios de la flora aragonesa. Nada de esto aparece actualmente, pues fue sustituido por unas láminas de agua y surtidores tras la reforma de 1990, según proyecto del arquitecto Ricardo Usón, que modificó considerablemente su disposición anterior y acercó el cenotafio de Goya al conjunto escultórico.
Ana Ara Fernández
Autor/es: BELTRÁN NAVARRO, José(Arquitecto), MARÉS, Federico(Escultor)
Emplazamiento: Plaza del Pilar
Periodo: [1937-1975] Periodo Franquista
Colaboradores: Ricardo Usón, autor de la remodelación como fuente en los años ochenta
Materiales: Bronce (figuras), mármol (pedestal)
Dimensiones: 3 metros de altura: estatua de Goya. Figuras de los majos: dos de ellas de 2,30 x 1 x 1,15 metros altura; Las otras: 1,45 x 1,30 x 1,50 metros; 1,65 x 1,15 x 1,50 metros.
Cronología
Proyecto: 1959. Realización: 3 abril 1960 (colocación de la primera piedra). Inauguración: 8 octubre 1960. Traslados o reformas: 1990 reforma de la zona ajardinada e incorporación de láminas de agua y surtidores.
Promotor: Donación a la ciudad del Banco Zaragozano
Propietario: Ayuntamiento de Zaragoza
Inscripciones: «GOYA»(parte delantera del pedestal)
«A Zaragoza/ Banco Zaragozano/ 1910 – 1960″(en la parte posterior del pedestal)
Bibliografía
• ABAD ROMÉU, C. et al, Inventario de Bienes Histórico – Artísticos del Ayuntamiento, Zaragoza, 1995, p. 440. (ERRATA: lo atribuyen a Francisco MORÉS).
• ARA FERNÁNDEZ, A., «Por fin un monumento a Goya en Zaragoza (1946 – 1960)», Boletín del Museo e Instituto «Camón Aznar», XCVII, 2006, pp. 35 – 58.
• GARCÍA GUATAS, M., «Zaragoza contemporánea», Guía histórico-artística de Zaragoza, Ayuntamiento de Zaragoza, 1982, p. 325.