Francisco Javier Aguirre.- La compañía andaluza Fundición Producciones pone en escena una ingeniosa trama superponiendo la realidad y la ficción, y enfrentando a dos mujeres, madre e hija. Asunción Sanz es doña María, la esposa del tirano, y Celia Vioque, doña Ana, su confusa hija. Confusa porque no conoce exactamente la identidad de su progenitor hasta que su madre se la confiesa.
Así se inicia ‘Un recuerdo de Avignon‘ en un supuesto escenario donde se ensaya un drama de carácter histórico, bajo la dirección de Antonio, a quien personifica Moncho Sánchez-Diezma. Poco dura la ficción, porque las dos actrices entran en conflicto inmediatamente, en un conflicto real dado que son madre e hija, Rosa y Gloria, actrices ambas, enfrentadas por varias cuestiones del pasado y del presente.
Del tono declamatorio en que se ha desarrollado el ensayo se pasa a un lenguaje coloquial, áspero y directo, que será la tónica de toda la representación. Alternando el drama histórico ficticio con el drama reciente y real, los tres actores desarrollan una interesante confluencia de intereses e intenciones. El pasado gravita sobre el presente y lo que se ve en el supuesto escenario histórico se traslada miméticamente al escenario real, estableciéndose un sutil tejido dramático que Javier Ossorio ha sabido dirigir con mucho acierto.
Es de gran interés el contraste no solo expresivo, sino también gestual de las dos actrices. Y lo mismo la actitud de huida de los tres personajes, que tratan de evitar la realidad en la que están inmersos, al margen de la ficción que ensayan.
Además de las tensiones personales, la obra propone otra: la correspondiente al enfrentamiento entre el mundo teatral y el cinematográfico. También el paso del tiempo y sus efectos psíquicos tienen un importante papel en el desarrollo dramático.
Una obra consistente con la que el Teatro de la Estación ha iniciado esta primavera su programa ‘Zaragoza Contemporánea 16’ dentro del Festival Internacional de las Artes.
Francisco Javier Aguirre