Francisco Javier Aguirre.- La floración musical mexicana a comienzos del siglo XX, en su vertiente popular, fue extraordinaria: Pedro Vargas (1906), Jorge Negrete (1911), Miguel Aceves Mejía (1915), Pedro Infante (1917), Antonio Aguilar (1919), Cuco Sánchez (1921), José Alfredo Jiménez (1926) o Javier Solís (1931) figuran entre los cantantes más destacados.
Constituían un verdadero mito y crearon una imagen de México que trascendió fronteras y conquistó el mundo, sobre todo el de habla hispana, aunque también tuvieron amplia repercusión en los Estados Unidos de América.
El hecho de que una parte de ellos intervinieran en producciones cinematográficas de temática popular reforzó su fama. Fue el caso de Jorge Negrete que protagonizó varias películas personificando al charro mexicano, elemento emblemático de la cultura tradicional en el país centroamericano.
Un charro es un jinete, alguien que practica la charrería, considerada allí como el deporte nacional. En ese marco, la figura de Jorge Negrete alcanzó un relieve espectacular, por encima de los artistas coetáneos, quienes sin embargo le rindieron un espectacular homenaje cuando regresó a México, una vez muerto, desde Los Ángeles, en 1953.
Y los homenajes han continuado hasta hoy. El pasado lunes, 2 de mayo, el Teatro de las Esquinas se convirtió en el escenario donde se preparaba el último. La dramatización musical de su vida artística se llevó a cabo por un elenco amplio y bien avenido cuyas figuras fundamentales fueron el tenor Juanjo Bordés, en el papel de Negrete, y la actriz Elisa Asín, como Lola, una seguidora imaginaria del cantante que, en este caso, actuaba como regidora de una función teatral destinada a encumbrar las vicisitudes personales y las excelencias musicales del personaje.
El espectáculo hizo vibrar al público, sobre todo en las intervenciones del tenor que encarnaba a Jorge Negrete y en los episodios musicales a cargo del mariachi y restantes músicos. También la bailarina Sandra Gallardo se desenvolvió con soltura y cantó algunas rancheras, con ciertos fallos técnicos del sonido en las primeras. El resto de los artistas, así como los figurantes, completaron un una sesión que levantó nostalgias entre el público de cierta edad.
Francisco Javier Aguirre