Francisco Javier Aguirre.- Por el escenario de la sala Mozart han desfilado orquestas juveniles de procedencia nacional e internacional. El pasado domingo lo hizo el Collegium Musicum La Rioja. Los programas ofrecidos por estas formaciones son ‘para todos los públicos’, en el sentido de que las piezas interpretadas pertenecen al gran repertorio clásico y son conocidas por la mayoría de la audiencia. Ello no significa que se trate de un repertorio fácil o simplón.
No admiten esta consideración, por ejemplo, el ‘Triple concierto en do mayor’, de Beethoven, que fue la obra interpretada en la primera parte de la sesión por los sinfónicos riojanos. La combinación del violín, el violonchelo y el piano con la orquesta no es tarea fácil. Abel Urzanqui, Elisa Aylón y Elvira Guarás, como solistas, leyeron sus papeles de forma excepcional, y Alfredo Rodríguez, el director, consiguió un ensamble con la orquesta de mucho mérito.
Siendo la mayoría de los componentes jóvenes estudiantes, es clave el papel del director para extraer de los músicos sus capacidades. En todo momento el bloque orquestal armonizó con los solistas, destacando la personalidad de cada cual. El original concierto beethoveniano es una oportunidad magnífica para que los jóvenes instrumentistas ejerciten la habilidad interpretativa que exige una pieza compartida con solistas.
La segunda parte supuso un desarrollo cronológico en la música interpretada. Partiendo de Beethoven -obertura de ‘Coriolano’-, continuaron los riojanos con Saint-Saëns -la ‘Danza macabra’-, Elgar -‘Pompa y circunstancia’- y el ‘Danzón nº 2’ del mexicano Arturo Márquez, que nos adentra en pleno siglo XX. Variedad temática, eficacia interpretativa y dirección minuciosa se unieron para consolidar una velada de gran interés.
El ciclo concluirá el próximo sábado 21 de mayo con la Banda de Música Filarmónica Beethoven de Campo de Criptana, dirigida por Jordi Francés, en el mismo escenario.
Francisco Javier Aguirre