Diego Medina.- Con la liberación de Francia los exiliados españoles pudieron respirar porque Serrano Suñer no pudo extraditarlos. Muchos se concentraron y creaban redes de solidaridad dentro del país vecino. Toulouse se convirtió en la ciudad en donde se juntó la mayor concentración de españoles en el exilio.
Con la calma llegó el momento de reorganizarse y una nueva CNT surgía en Francia de los restos. Enseguida la nueva dirección comenzó a pedir cuentas de la gestión a Germinal, el anterior secretario, a lo que se negó rotundamente. Como consecuencia se crearon dos facciones que, a su vez, se planteaban el reintegrarse en el gobierno de la república en el exilio o bien que a la vista estaba que fue un error y se debía volver a la antipolitica. Germinal y Federica integraron la segunda y la CNT se dividió perdiendo la fuerza que tuvo antaño.
Para Federica y Germinal se terminaron las acciones violentas e ilegales que comprometieron su estancia en Francia por lo que no apoyan ninguna. Ambos estaban estrechamente relacionados con el famoso falsificador Laureano Cerrada,quien si financió y organizó algunas operaciones para acabar con Franco pero ellos se desvincularon por completo así como con los maquis.
Los exiliados españoles con pasado dirigente tanto en México como en Francia prefirieron la vida cómoda y las protestas en papel que volver a las acciones contra un franquismo, ahora tolerado por los EEUU. Y los que aún tenían esperanzas las perdieron con ese suceso.
La vida en Francia de Federica transcurrió entre un sinfín de negocios que intentó llevar adelante con su marido, idas y venidas con la CNT y la dirección en la revista Espoir. Mientras, sus hijos seguían creciendo y se integran plenamente en la sociedad francesa.
Vida, se casó y fue madre muy joven. A la pequeña Blanca la perdieron víctima de un cáncer a finales de los 70. Federica por su parte, regresó tras la muerte de Franco a España con gran revuelo y con escolta por parte del gobierno pero ya no quiso saber nada. Su hija pequeña había muerto y al poco la acompañó su padre y asistió a lo que ella consideró el fin de la CNT como ella la conoció así que regresó a Toulouse y allí vivió hasta su muerte en 1994 alejada de todo.
Epílogo
La ideología anarquista tan profunda en una mujer como Federica Montseny en la época en la que vivió se debe a la educación que recibió de sus padres anarquistas puros.
Unos padres que bebieron de Bakunin y de Henry David Thoreau. De ahí que existiese en la primera mitad del S.XX una mujer que en vez de estar en una cocina y criando hijos estuviese dando discursos y escribiendo artículos en la revista que ella misma dirigió.
Como todos en la vida, pasó por etapas pero siempre fue fiel a sus convicciones anarquistas. Tuvo la etapa de creer que la independencia de la mujer pasaba por no ser madre, luego lo fue y pensó que toda mujer debe pasar por eso en su vida (pese a los dolores del parto), también cambió de opinión respecto al aborto, un aborto clandestino que acababa con la vida de la madre por infección.
Aunque era contrario al ideal anarquista decidió ser ministra y procuró realizar su labor de la mejor manera posible, en tiempos de guerra civil. Pasó por un exilio, cargando con su madre moribunda y su padre senil, escondiéndose de la Gestapo sola sin saber del paradero de su marido, estuvo en la cárcel y luego en arresto domiciliario e incluso fue acusada tras la segunda guerra mundial de dirigir una escuela de terrorismo destinada a acabar con el régimen de Franco.
Cuando logró la estabilidad se vio envuelta en la división interna de la CNT, luchó por sobrevivir de la manera más digna que pudo y terminó saliendo del congreso de los diputados en lágrimas cuando vio morir a la CNT en 1983. Tras eso se retiró en su casa de Toulouse y negó contactos con todas las ministras socialistas que quisieron contactar con ella. Ya estaba muy mayor y a vueltas de todo.
Cometió errores, quizás su pensamiento tan teórico y elitista decimonónico le alejó de las clases trabajadoras del S.XX pero mientras estuvo de ministra se desvivió por hacer su trabajo dignamente y nunca mató ni mandó matar a nadie.